Hitler
Y lo fue, sin duda lo fue: 156.000 soldados aliados participaron en ella, entre eldesembarco y las labores aéreas; 6.939 barcos de guerra y algunos civiles, todos armados hasta los dientes; 9.500 aviones y 1.900 planeadores, desde los que saltaron más de7.500 paracaidistas. 80.000 toneladas de bombas, 80.000. Esas son solo algunas de las cifras del heroico y devastador ‘Día D’: “el día más largo del siglo XX”, como lo llamó elmariscal alemán Erwin Rommel en un presagio, dos meses antes de que ocurriera. Un día por el que sus artífices estuvieron esperando desde el inicio de la guerra.
Pero llegar a élno fue nada fácil –era casi imposible, de hecho–, porque cada pieza de ese mortal y épico reloj tenía que estar en su lugar y solo en él, sin errores ni fisuras. No podía sobrarningún resorte, ninguna clavija, ningún tornillo que se quedara por fuera girando sobre un escritorio hasta apagarse y quedarse allí, como un reproche. Porque ese reloj eratambién una bomba de tiempo, como suelen serlo todos, pero ese más que ningún otro, y para que diera las 00:16 del 6 de junio de 1944 tuvieron que pasar casi cuatro años brutales.
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