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Todo comenzó cuando éramos niños… Tan solo teníamos 10 años. Recuerdo que a escondidas de nuestras familias, fuimos a un bosque. Allí dejamos nuestras pertenencias y salimos a recorrer el lugar.Encontramos una casa cubierta de hiedra venenosa, que parecía abandonada. Tenía grandes ventanales y telas de araña por doquier. Ninguno de nosotros se animó a poner un pie dentro, por lo tanto, dedujeque no era el único que estaba asustado.
En un momento determinado escuchamos pasos alejándose y al mirar no vimos nada. Cuando se juntaron nuestras miradas, Alison y Estefan no se encontraban connosotros. Decidimos ir a buscarlos a donde habíamos dejado las cosas, pero ellos no estaban y nos preocupamos aún más. Nos dividimos; quedábamos cuatro. Derek y Scott fueron hacia un arroyo cercano yElena y yo, volvimos a la casa misteriosa.
Con mucho valor, decidimos ir a la casa, al principio no me animaba a entrar, pero Ele me insistió y logró convencerme.
Ya adentro, sentimos un ruidoextraño que provenía de una habitación. Al dirigir nuestra vista hacia allí, divisamos una sombra. Enseguida corrimos en esa dirección porque supusimos que eran nuestros amigos desaparecidos. Al entrar,los hallamos, pero de una forma muy inesperada…
Estaban yaciendo en el suelo y sangrando. Elena al verlos no pudo contenerse y largó un gran grito. Yo, por mi parte, no dudé en acercarme yasegurarme de si seguían con vida. Al estar ya entre llantos y a punto de tomar sus pulsos, se levantaron, dándonos un gran susto.
-JA! Se lo creyeron.-Dijo entre risas Alison.
-Que tontos! Nuestro planha salido a la perfección.-Agregó Estefan.
Quedamos estupefactos, el rostro de Elena se tornó muy pálido y sentí que se desmayaría. En lugar de eso, golpeó a nuestros dos amigos y salió muy enojadadel lugar.
Siento como si hubiera pasado ayer, cada vez que pienso en eso, me estremezco con la imagen de esa casa.
Ahora estamos aquí, en este misterioso sitio. Pero con la diferencia de que ya...