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a través dc una

A Prorneteo abundante en recursos le ató con inompibles ligaduras dolorosas cadenas, que metió columna y lanzó sobre él un ágrila de amplias alas. Esta le comía el hígado inmortal y aguéldurante la noche crccfa por todas pafiEs en la r.nisrna proporcién quc durante el día devoraba eI ave dc amplias alas... Ocurrió que cuando dioser y hombres mortales sesepararon cn Mecona, Prometeo prescntó un enormebuey que habfadivididoco¡ ánimoresuelto, pensando engañarla inteligenciadeZeus. Puso, de un lado, en la piel, la carne y ricas vísceras con lá grasa, ocultándolas en cl vientre del buey. De org,recogiendolosblancos huesos del bueycon falazastucia, losdisimulócubriéndolosde brillante
grasa.

Entonces se dirigió a él el padre de homb¡es y dioses; ''iJapetónida, cl más ilustre de todos los dioses, amigo mío, cuáo parcialmcnte hiciste el reparto dc lotes! " Así habló Zeus en tono d€ burla, conocedordcinmortale$designios.l,erespoodióelastutoPron¡eteocon unalevesonrisaynoocultó su falaz astucia: "¡Zeus, el rn,ís ilustre y poderoso de los dioses sempiternos! Escoge de ellos e I que en tu pecho te dicre el corazón." Habló cicrtamente con falsospensamientos. Y Zeus, sabedor de inmortales designios, conoció y no ignoró el engaño; pero estaba proyecmndo en su corazón desgracias para los honrbres mortales e iba a darles cumplimientos... Y desde entonces siempre tuvo luego presente este engaño y no dio la infatigable llama del fuego a los fresnos (los hombres monales que habitan sobié la tiena). Pero le burló el sagaz hijo de Japeto escondiendo elbrillo que se ve de lejos del infadgable fuego en una hueca cañaheja.
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HES ÍODO, "Teogonía", e n .O b r as y F r agrne nto s, Gredos, Madrid, 1978, Trad. de Aure lio Pérez y Alfonso Martínez)

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TEXTO rV
Hubo una vez un tiempo en que existían los tlioses, pero no había razas mortales. Cuando también llegó el tiempo desdnado de su nacimiento, Ios forjaron los dioses denuo de la tiera conuna mezcla de tierra y fuego, y de las cosas que se mezclan a la derra y el fuego. Y cuando iban a sacarlos a la luz, o¡denaron a Promerco y a Epitemco que los apresuran y les distribuyeran las capacidades a cada uno de forma conveniente. A Pmnrcteo le pide permiso Epimeteo para hacer él la distribución. "Después de hacer yo el reparto, dijo, tri lo inspeccionas." Así lo convenció y hace
a estosles

la distribución. En ésta a los unos les concedía la fuerza sin la rapidez, y, a los más débiles, los dotaba con la velocidad. A unos los armaba y, a losque les daba una naturaleza inerme, les proveíadq alguna otra capacidad para su salvación. A aquellos que envolvía en su pequeñez, les proporcionaba una fuga alada o un habitáculo subtenáneo. Y a los que aume ntó en tamaño, con es¡o mismo losponía a salvo. Y así, equilibrando las demás cosas, hacía su repaño. Planeaba esto con la precaución de que

ninguna especie fuera aniquilada. Cuando les hubo provisto de recursos de huida cont¡a sus mutuas destrucciones, preparó una protección contra las es¡aciones del año que Zeus envía, revistiéndolos con espeso cabello y densas pieles, capaces de soportar el invierno y capaces, lambién, dercsistir los a¡dores del sol, y de modo quc, cuando fueran a dormir, estas mismas les sirvieran de cobenura familiar y natural a todos. Y los calzó a unos con ganas y revistié a los otros con pieles duras y sin sangre. A continuación facilitaba medios de ¿limenución difercntes a unos y aorros: aestos, el fonaje de la rierra, a aquellos, los frutos de los árboles y a los oiros, raíces. A algunos lesconcedió que su alimento fuera el devorar a orros animales, y les ofreció una exigua descendencia, y, en cambio, a los que eran consumidos por estos, una descendencia numc¡osa, proporcionándoies una salvación en la especie. Perocomo no era del todo sabio Epimeteo, no se dio cuenta de que había gastado las capacidades en los animales; entonces todavía le quedaba sin dotar la especie humana, y...