Keret_cerdito

Páginas: 5 (1054 palabras) Publicado: 30 de septiembre de 2015
Romper el cerdito
Etgar Keret
Mi padre no accedió a comprarme un muñeco de Bart Simpson. Y eso que mi madre
sí quería, pero mi padre no cedió y dijo que soy un caprichoso.
–¿Por qué se lo vamos a tener que comprar, eh? –le dijo a mi madre– . No tiene más que abrir
la boca y tú ya te pones firme a sus órdenes.
Mi padre añadió que no tengo ningún respeto por el dinero, que si no aprendo a
tenérseloahora que soy pequeño, ¿cuándo voy a hacerlo? Los niños a los que les compran sin
más muñecos de Bart Simpson se convierten de mayores en unos maleantes que roban en las
tiendas porque se han acostumbrado a conseguir todo lo que se les antoja de la forma más
fácil. Así es que en vez de un muñeco de Bart Simpson me compró un cerdito feísimo de
cerámica con una ranura en el lomo, y ahora sí que mevoy a criar siendo una persona de
bien, ahora ya no me voy a convertir en un maleante.
Lo que tengo que hacer a partir de hoy, todas las mañanas, es tomarme una taza de
cacao, aunque lo odio. El cacao con nata es un shekel; sin nata, medio shekel, pero si después
de tomármelo voy directamente a vomitar, entonces no me dan nada. Las monedas se las voy
echando al cerdito por el lomo, de manera quesi lo sacudo hace ruido. Cuando en el cerdito
haya tantas monedas que al sacudirlo no se oiga nada, entonces me regalarán un muñeco de
Bart Simpson en patineta. Porque como dice mi padre, eso sí que es educar.
El caso es que el cerdito es muy lindo, tiene el hocico frío cuando uno se lo toca y,
además, sonríe al echarle el shekel por el lomo, lo mismo que cuando sólo se le echa medio
shekel, aunquelo mejor es que también sonríe cuando no se le echa nada. Además le he
buscado un nombre, le he puesto Pesajson, como el hombre que tuvo nuestro buzón antes que
nosotros, un buzón del que mi padre no consiguió arrancar la etiqueta. Pesajson no es como
mis otros juguetes, es mucho más tranquilo, sin luces ni resortes, y sin pilas que le derramen
su líquido por la cara. Lo único que hay que haceres tenerlo vigilado para que no salte de la
mesa.
–¡Pesajson, cuidado que eres de cerámica! –le digo cuando me doy cuenta de que se
ha agachado un poco y mira al suelo, y entonces él me sonríe y espera pacientemente a que
yo lo baje. Me encanta cuando sonríe; es sólo por él que me tomo el cacao con la nata todas
las mañanas, para poderle echar el shekel por el lomo y ver que su sonrisa no cambia niuna
pizca.

–Te quiero, Pesajson –le digo después–, y para ser sincero te diré que te quiero más
que a papá y a mamá. Además siempre te querré, pase lo que pase, aunque atraque tiendas.
¡Pero si llegas a saltar de la mesa, pobre de ti!
Ayer vino mi padre, agarró a Pesajson y empezó a sacudirlo salvajemente boca abajo.
–Cuidado, papá –le dije–, a Pesajson le va a doler la panza –pero mi padresiguió
como si nada.
–No hace ruido, ¿sabes lo que quiere decir eso, Yoavi? Que mañana vas a tener un
Bart Simpson en patineta.
–¡Qué bien, papá! –le dije–. Un Bart Simpson en patineta, genial. Pero deja de
sacudirlo, porque haces que se sienta mal.
Papá dejó a Pesajson en su sitio y fue a llamar a mi madre. Volvió al cabo de un
minuto arrastrándola con una mano y agarrando un martillo con la otra.–¿Ves cómo yo tenía razón? –le dijo a mi madre–, ahora sabrá valorar las cosas, ¿a
que sí, Yoavi?
–Pues claro –le respondí, porque la verdad es que así era, pero a los pocos minutos mi
padre se impacientó y me espetó:
–¡Venga, rompe el cerdito de una vez!
–¿Qué –exclamé yo–. ¿Romper a Pesajson?
–Sí, sí, a Pesajson –insistió mi padre–. Anda, venga, rómpelo. Te mereces ese Bart
Simpson, te lo has ganadoa pulso.
Pesajson me brindó la melancólica sonrisa de un cerdito de cerámica que sabe que ha
llegado su fin. Al diablo con el Bart Simpson, ¿cómo iba a darle un martillazo en la cabeza a
un amigo?
–No quiero un Simpson –dije, y le devolví el martillo a mi padre–, me basta con
Pesajson.
–No lo has entendido –me aclaró entonces mi padre–, no pasa nada, así es como se
aprende, ven, lo voy a...
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