LA CANTANTE CALVA
1
LA
CANTANTE
CALVA
ESCENA
I
Interior
burgués
inglés,
con
sillones
ingleses.
Velada
inglesa.
El
señor
SMITH,
inglés,
en
su
sillón
y
sin
zapatos,
fuma
su
pipa
inglesa
y
lee
un
diario
inglés,
junto
a
una
chimenea
inglesa.
El
reloj
hace oír
SEIS
campanadas.
Durante
las
campanas
entra
la
señora
SMITH,
inglesa,
con
una
revista
en
sus
manos.
SRA.
SMITH:
–
¡Vaya,
son
las
nueve!
Hemos
comido
sopa,
pescado,
papas
con
tocino,
y
ensalada
inglesa.
Los
niños
han
bebido
agua
inglesa.
Hemos comido
bien
esta
noche.
Eso
es
porque
vivimos
en
los
suburbios
de
Londres
y
nos
apellidamos
Smith.
SR.
SMITH:
(continuando
su
lectura,
chasquea
la
lengua
-‐
mmmmm
).
SRA.
SMITH:
–
Las
papas
quedan
muy
bien
con
tocino,
y
el
aceite
de
la
ensalada
no
estaba
rancio.
El
aceite
del
almacén
de
la
esquina
es
de
mucho
mejor
calidad
que
el
aceite
del
almacén
de
enfrente,
y
también
mejor
que
el
aceite
del
almacén
del
final
de
la
avenida.
Pero
con
ello
no
quiero
decir
que el
aceite
de
aquéllos
sea
malo.
SR.
SMITH:
(continuando
su
lectura,
chasquea
la
lengua-‐
mmmmm).
SRA.
SMITH:
–
Sin
embargo,
el
aceite
del
almacén
de
la
esquina
sigue
siendo
el
mejor.
SR.
SMITH:
(continuando
su
lectura,
chasquea
la
lengua-‐
mmmmmm).
SRA. SMITH:
–
Esta
vez
Mary
ha
cocido
bien
las
papas.
La
vez
anterior
no
las
había
cocido
bien.
A
mí
no
me
gustan
sino
cuando
están
bien
cocidas.
SR.
SMITH:
(continuando
su
lectura,
chasquea
la
lengua-‐
mmmmmmm).
SRA.
SMITH:
–
El
pescado
era
fresco.
Me
he chupado
los
dedos.
Lo
he
repetido
dos
veces.
No,
tres
veces.
Eso
me
hace
ir
al
baño.
Tú
también
has
comido
tres
raciones.
Sin
embargo,
la
tercera
vez
te
has
servido
menos
que
las
dos
primeras,
en
tanto
que
yo
me
he
servido
mucho
más.
Esta
noche
he comido
mejor
que
tú.
¿Cómo
es
eso?
Ordinariamente
eres
tú
quien
come
más.
No
es
el
apetito
lo
que
te
falta.
SR.
SMITH:
(continuando
su
lectura,
chasquea
la
lengua-‐
mmmm).
SRA.
SMITH:
–
No
obstante,
la
sopa
estaba
quizás
un
poco
demasiado
salada.
Tenía
más sal
que
tú.
¡Ja,
ja!
Tenía
también
demasiado
ajo
y
no
las
cebollas
suficientes.
Lamento
no
haberle
aconsejado
a
Mary
que
le
añadiera
un
poco
de
anís
estrellado.
La
próxima
vez
me
ocuparé
de
ello.
SR.
SMITH:
(continuando
su
lectura,
chasquea
la
lengua -‐
mmmmm).
SRA.
SMITH:
–
Nuestro
niño
habría
querido
beber
cerveza,
le
gustaría
beberla
a
grandes
tragos,
pues
se
te
parece.
¿Has
visto
cómo
en
la
mesa
tenía
la
vista
fija
en
la
botella?
Pero
yo
vertí
agua
en
su
vaso.
Tenía
sed
y...
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