"La casa del abuelo"

Ficcionalización
“Fin de semana en la casa del abuelo”.
Era una tarde lluviosa y fresca de abril cuando Laura le propuso a su novio Lucas hacerle una visita sorpresa a su abuelo que se encontraba enfermo en su casa, y al cual le vendría bien un poco de compañía. Lucas dio el visto bueno, y una vez llegada la hermana de Laura con su novio, partieron todos juntos.
Ya en la puerta del domiciliodel anciano, tocaron el timbre y, luego de un rato, él mismo salió a recibirlos en su vieja silla de ruedas, no sin antes preguntar a través de la puerta quiénes eran aquellos individuos.
El señor era un hombre alto y flaco, de piel blanca y lunares por doquier. Tenía el pelo canoso y peinado hacia atrás. Usaba anteojos de marco grueso y vidrios pesados color ambar. Vestía con camisa celeste ypantalón beige, y unas sandalias con medias a cuadros negros. Los chicos lo saludaron muy afectuosamente y le preguntaron cómo se encontraba de su enfermedad, a lo que el abuelo respondió – ¡Ahora que vinieron a visitarme, mucho mejor!
Una vez adentro, Lucas quedó asombrado por la cantidad de objetos extraños que veía a medida que observaba las paredes y techos de las habitaciones. El ambiente engeneral era de color amarillento, debido a la poca luz de afuera que atravesaba las cortinas del mismo color. El resto eran muebles viejos y oscuros, de madera gruesa y pesada. ¿Cuántos años tendrán?- se preguntaba Lucas. Del techo agrietado y de marcas de humedad colgaba una araña antigua y bastante grande, con algunos candelabros encendidos a media luz y otros quemados. Las paredes estabanempapeladas, y por su aspecto, hacía mucho tiempo atrás. En algunas de ellas se podían observar unos cuadros medianos con retratos familiares en blanco y negro. Contra las paredes se ubicaban dos amplios sillones color verde militar, todos ellos tapados con sábanas blancas para que no junten polvo ni se ensucien, y prolijamente acomodadas sobre estanterías unas decena de muñecas de porcelana maquilladasal detalle, con facciones tan reales que le erizaban la piel a cualquiera que las tuviera en frente. Pero lo que dejó boquiabierto a todos fue un caballo de color negro tamaño natural que estaba cerca del aparador que se encontraba al lado de la puerta de la cocina.
-¡Que cosa rara, nunca en mi vida imaginé que alguien podría tener algo así en su propio living!- pensó en voz alta Lucas, que alver al anciano acercársele con su silla de ruedas por atrás le dijo con tono burlón:
- A éste lo mantiene atado para que no se le escape, ¿No Don?, a lo que el abuelo de Laura respondió simplemente esbozando una sonrisa con los labios apretados, y se dirigió a charlar con sus nietas que miraban por la ventana del living cómo cada vez llovía más fuerte.
Mientras el abuelo mostraba algunas de susfotografías al novio de su nieta menor, Lucas y Laura entraron a la cocina para ver que encontraban ahí para poder cocinar la cena. Luego de buscar un poco decidieron prender el horno y amasar unas pizzas caseras, por lo que la hermana de Laura y su novio se sacrificaron por el grupo y cuando paró un poco de llover fueron a buscar unas cervezas al almacén de la vuelta.
Horas más tarde la cenaestaba servida y los comensales dispuestos a saborear las distintas variedades de pizza que habían hecho los chicos.
La hora pasó volando mientras el abuelo contaba anécdotas de antaño, y no paraban de asombrarse por la buena memoria que aún conservaba a los ochentaydos de edad “el nono”, como le decían ellas cariñosamente.
Caía la noche y el tiempo afuera no ayudaba para nada, por lo que con elpermiso del anciano decidieron que lo mejor iba a ser pasar la noche ahí, además, un buen descanso iba a venirles más que bien después del largo viaje en tren que tuvieron que hacer.
Llegó el momento de descansar, por lo que tuvieron que dejar al azar el sitio para dormir y después de tirar una moneda al aire a la hermana de Laura le tocó la habitación de arriba, junto a la del abuelo, y Lauray...