LA PAZ
A Santos, que no tiene caudal político propio, y aquien las izquierdas no votarán jamás, no le alcanzará en 2014 con su ‘partido de la reversa en U’ y las supuestas tercerías que, tapándose las narices y los ojos, votarán por su reelección –y las de sustitiriteros rojos y azules- contrariando toda lógica de renovación y cambio.
Que la suerte de Santos ha quedado en manos de lo menos recomendable de la politiquería colombiana no queda duda alguna,y si las Farc quieren integrarse a la democracia republicana con viento de cola no deberían hacer menos que poner pausa en La Habana –desensillar hasta que aclare- y esperar el inapelable veredictode las urnas en marzo y mayo próximos.
Santos no logró su objetivo de cerrar el acuerdo con las Farc durante 2013 y ello le hizo perder el momentum de los astros alineados para presentar un hechoconsumado, contundente e irrebatible, a los electores, foto incluida de los guerrilleros entregando sus armas, y firma de los acuerdos en letra indeleble y ad referéndum.
A partir de enero el centrode la discusión política y ciudadana no estará ya entre la guerra o la paz –entre guerreristas y pacifistas- como alternativas extremas en blanco y negro, sino matizado realísticamente por los grisesy los contrastes de las condiciones posibles en las que eventualmente hacer la paz y las condiciones factibles en las cuales si no hay otra proseguir la guerra. Guerra que, dicho sea de paso,...
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