la reconquista

LA RECONQUISTA
Nos encontramos en el siglo XIII d.C., en el año 1244 de nuestro señor para ser más exactos. Es una ciudad diezmada por las guerras y el hambre. Durante muchos años el Emir musulmán dirige la ciudad desde su castillo, antes propiedad de los cristianos y todos sufrimos sus consecuencias. Me llamo Ginés de Hernández, hijo del gran capitán de los ejércitos de la Corona de Castilla yesta historia comienza en el momento en el que conocí a la sobrina del Emir, mejor dicho, en el que me enamoré de la sobrina del Emir.

Os pondré un poco al día, para que entendáis como era nuestra vida. Hacía muy poco tiempo que el Reino de Murcia se había incorporado a la Corona de Castilla y Lorca, nuestra ciudad. Ganó un gran protagonismo al quedar en la vanguardia frente a la frontera delEmirato de Granada.

Era un precioso día de primavera y me encontraba con mi grupo de amigos, los mejores que uno podía tener; el gigante, pero a la vez erudito del estudio de la alquimia, Cristóbal de Mercedes; el delgado y rápido como el rayo con las armas Máximo Aurelio (El Gladiador); el mujeriego y guerrero de gran fortaleza, Juan de Tudela; el bufón y loco del grupo pero excelenteguerrero, Carlos de Crevillén; y nuestro trovador y músico, de magnífica puntería con el arco, Carlos de Hero. Juntos, los seis no tememos a nada ni a nadie, ni siquiera a los soldados del Emir.

Una tarde íbamos los seis por la ciudad, buscando un comercio donde arreglar armaduras, cuando de repente se me paró el tiempo: vi pasar una caravana en la que viajaba alguien importante, y la curiosidad, quees innata en mí, me hizo indagar, y al poder ver lo que había en el interior de la caravana, vi lo más precioso y perfecto que había visto en mi vida. Era una chica más o menos de mi edad, de pelo azabache, piel morena, ojos con el color de la miel, labios carnosos y cuello de cisne que me hacía perderme hasta su precioso rostro. Al verla quedé hipnotizado, y tras unos segundos nadando en la imagenque quedó de ella en mi memoria, llegó Carlos de Crevillén y con un golpe en la cabeza me devolvió a la realidad, pero en mi corazón la herida ya estaba hecha.


-Carlos de Crevillén: Amigo mío, ¡despierta!
Y en ese momento, pasó la caravana con los carros que escoltaban a la sobrina del Emir, pasó a escasos centímetros de mí
-Ginés de Hernández: ¡Madre de Dios! Que poco ha faltado… graciasamigo.
-Juan de Tudela: ¿Qué has visto que te has quedado hipnotizado?
-Ginés de Hernández: ¡¿Que qué he visto amigo Juan?! ¡He visto la perfección!
-Máximo Aurelio: ¿Pues qué ha sido? ¿Una espada tallada?
-Carlos de Hero: ¿Una guitarra de madera de roble?
-Cristóbal de Mercedes: ¿Una máquina de guerra?
-Juan de Tudela: ¡No! ¡Ignorantes! Ha visto a una preciosa mujer…
-Ginés de Hernández:Así es amigo Juan, la más preciosa de las mujeres…

Para esa noche, ya habíamos maquinado un plan, un plan para poder acercarme a mi preciosa amada. No resultaría nada sencillo, porque vivía junto a su tío, el Emir, en el castillo de nuestra preciosa ciudad.
Aunque ya teníamos el plan de entrada hecho, y casi había llegado al final de la muralla, los guardias nos divisaron y tuvimos que echar acorrer. Nuestra única opción fue apuntarnos a los concursos de maestría con armas, que todos los años se celebraba en el castillo. Además nos venía como anillo al dedo.

-Ginés de Hernández: ¡Amigos! ¡Hemos de apuntarnos a los juegos de este año!
-Carlos de Crevillén: ¡Sí! ¡Y además podremos ganarnos unas monedas de plata!
-Ginés de Hernández: ¡Y podré acercarme a mi amada!
-Cristóbal deMercedes: Pero hemos de ser precavidos. Esto ha dejado de ser un juego.
-Juan de Tudela: ¡Siempre asustado!
-Cristóbal de Mercedes: asustado no, vamos a entrar al castillo, pero si ellos no quieren no podemos salir.
-Máximo Aurelio: Bueno, solo entramos, ganamos las pruebas, Ginés ve a su doncella, ganamos algo de oro y nos vamos. Además, nos divertiremos un poco ¡Voy a arrasar!
-Ginés de...