la voz
Lutero fue ordenado como sacerdote y se lo llamó desde el claustro para que ejerciera elprofesorado en la universidad de Wittenberg. Allí se dedicó al estudio de las Escrituras en sus idiomas originales. Comenzó a dar conferencias acerca de la Biblia; y el libro de Salmos, los evangelios y las epístolas, se abrieron a la comprensión de multitudes de gozosos oyentes. Era poderoso en las Escrituras, y la gracia de Dios descansaba sobre él. Su elocuencia cautivaba a sus oyentes, laclaridad y el poder con que presentaba la verdad convencían sus, entendimientos, y su profundo fervor tocaba sus corazones.
La oración de Lutero fue escuchada. Su valor y su fe regresaron cuando se encontró con sus enemigos. Allí estaba él, humilde como un cordero, rodeado de los grandes hombres de la tierra, quienes, como lobos salvajes, tenían la vista fija sobre él, esperando sugestionarlo consu poder y grandeza. Pero él se había sostenido de la fortaleza de Dios, y no tenia temor. Sus palabras fueron habladas con tal majestad y poder, que sus enemigos no pudieron hacer nada, contra él.
Lutero obró discretamente al hacer esta súplica. Sus palabras convencieron a la asamblea de que él no hablaba movido por pasión, ni arrebato. Esta reserva, esta calma tan sorprendente en semejantehombre, acreció su fuerza, y lo preparó para contestar más tarde con una sabiduría, una firmeza y una dignidad que iban a frustrar las esperanzas de sus adversarios y confundir su malicia y su orgullo.
Los caudillos papales estaban acongojados, porque su poder, que había hecho temblar a los reyes y a los nobles, era así despreciado por un pobre monje, y se propusieron hacerle sentir su ira,entregándolo al tormento. Pero reconociendo Lutero el corría, había hablado a todos con dignidad y serenidad cristiana Sus palabras habían estado exentas de orgullo, pasión o falsedad. Se había perdido de vista a sí mismo y a los grandes hombres que lo rodeaban, y sólo sintió que se hallaba en presencia de uno, que era infinitamente superior a los papas, a los prelados, a los reyes, y a los emperadores.Cristo mismo había hablado por medio del testimonio de Lutero con tal poder y grandeza, que tanto en los amigos como en los adversarios, despertó pavor y asombro.
Whitefield y los Wesley habían sido preparados para su obra por medio de un profundo sentimiento de su propia perdición; y para poder sobrellevar duras pruebas como buenos soldados de Jesucristo, se habían visto sometidos a una largaserie de escarnios, burlas y persecución, tanto en la universidad, como al entrar en el ministerio...
Como miembros de la iglesia de Inglaterra estaban muy apegados a sus formas de culto, pero el Señor les había señalado en su Palabra, un modelo más perfecto. El Espíritu Santo los constriño a predicar a Cristo y a éste crucificado. El poder del Altísimo acompañó sus labores. Millares fueron,...
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