Las ciudades escondidas 1
En Olinda, el que lleva una lupa y busca con atención puede encontrar en alguna parte un punto no más grande que la
cabeza de un alfiler donde, mirando con un poco deaumento, se ven dentro de los tejados las antenas las claraboyas
los
jardines las pilas de las fuentes, las rayas de las calzadas, los quioscos de las plazas, la pista de las carreras de
caballos. Ese puntono se queda ahí: al cabo de un año se lo encuentra grande como medio limón, después como una
gran seta, después como un plato sopero. Y hete aquí que se convierte en una ciudad de tamaño natural,encerrada
dentro de la ciudad de antes: una nueva ciudad que se abre paso en medio de la ciudad de antes y la empuja hacia
afuera.
Olinda no es, desde luego, la única ciudad que crece en círculosconcéntricos, como los troncos de los árboles que
cada
año aumentan un anillo. Pero a las otras ciudades les queda en el medio recinto amurallado, ceñidísimo, bien apretado,
del que brotan resecos loscampanarios las torres los tejados las cúpulas, mientras los barrios nuevos se desparraman
alrededor como saliendo de un cinturón que se desanuda. En Olinda no: las viejas murallas se dilatan llevándoseconsigo
los barrios antiguos que crecen en los confines de la ciudad, manteniendo sus proporciones en un horizonte más vasto;
éstos circundan los barrios un poco menos viejo, aunque de mayor perímetro ymenos espesor para dejar sitio a los más
recientes que empujan desde dentro; y así hasta el corazón de la ciudad: una Olinda completamente nueva que en sus
dimensiones reducidas conserva los rasgos yel flujo de linfa de la primera Olinda y de todas las Olindas que han ido
brotando una de otra; y dentro de ese círculo más interno ya brotan –pero es difícil distinguirlas- la Olinda venidera y lasque crecerán a continuación.
En Olinda, el que lleva una lupa y busca con atención puede encontrar en
alguna
parte un punto no más grande que la
cabeza de un alfiler donde, mirando con un poco de...
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