LE BRETON SIENTO LUEGO EXISTO
SIENTO LUEGO EXISTO
Fragmentos de la conferencia magistral dictada por el profesor David Le
Breton en el IIIº Congreso Internacional El Cuerpo Descifrado: Ensayos para
una Antropología de los Sentidos. (México DF, octubre de 2007)
Selección y traducción Carlos Trosman
Las percepciones sensoriales como simbolización del mundo.
El mundo es la emanación de un cuerpo que lo penetra.
La antropología de los sentidos se apoya en la idea de que las
percepciones sensoriales no surgen sólo de una fisiología sino, ante
todo, de una orientación cultural que deja un margen a la
sensibilidad individual.
No hay un mundo que pudiéramos percibir tomando distancia
sin estar impregnados de sus emanaciones y que un observador
indiferente podría describir con total objetividad. No hay oto
mundo que el de la carne. El cuerpo es un filtro semántico.
Nuestras percepciones sensoriales, enredadas con las
significaciones, marcan los límites fluctuantes del entorno donde
vivimos. La carne siempre es impactada por una forma de pensar el
mundo, una manera del sujeto para situarse y actuar dentro del
entorno, que es interior y exterior a la vez. El relevamiento del
mundo no es solamente una cuestión del pensamiento, sino
también de los sentidos. Antes del pensamiento, y por lo tanto,
mezclados con él, están los sentidos. No podemos afirmar con
Descartes pienso, luego existo, y denigrar los sentidos como
inagotables fuentes de error o como escorias que sólo tienen un
estatus menor en la relación con el mundo. “Siento, luego existo”
es otra manera de instalar que la condición human no es
totalmente espiritual, sino, y en primer lugar, corporal. Entre la
carne del hombre y la carne del mundo no hay ruptura, sino una
continuidad sensorial siempre presente que responde
simultáneamente a una continuidad de significaciones. Las
percepciones sensoriales parecen la emanación de la intimidad
más secreta del sujeto, pero están social y culturalmente
fabricadas. La experiencia sensorial y perceptiva del mundo se
instaura en la relación recíproca entre el sujeto y su entorno
humano y ecológico. La experiencia de los ciegos de nacimiento,
que descubren tardíamente la visión después de una operación de
cataratas, es reveladora de los aprendizajes infinitesimales que son
necesarios para ver. La aptitud de ver parece fluir con la
naturalidad de un manantial para quienes no padecen de ceguera,
pero por el contrario, es el resultado de un complejo aprendizaje.
Estos hombres o estas mujeres a quienes se les abren los ojos
repentinamente sobre el mundo, son incapaces de comprender y
organizar aquello que ven. Las formas, las distancias, la
profundidad, las dimensiones, no tienen para ellos ningún sentido.
Se estrellan contra un caos que los aterroriza, y que les llevará
muchos meses domesticar. Tienen que aprender a ver, y no
solamente a abrir los ojos. Ciertos ciegos descriptos por Van
Senden (1960) se sienten aliviados de volver a la ceguera para no
tener que batallar más contra lo visible. Descubren con espanto la
inmensidad del mundo que los envuelve como una insoportable
profusión en donde piensan que jamás sabrán desenvolverse. En
tanto que no hayan integrado los códigos, los nuevos videntes
devienen ciegos a las significaciones de lo visual, porque han
recobrado la vista pero no su uso. Algunos asimismo rehúsan abrir
los ojos y continúan moviéndose como antes, con la ayuda del
tacto, del oído, de sensaciones térmicas, kinestésicas, olfativas. ...
Regístrate para leer el documento completo.