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En este inédito paraje que han explorado algunos biólogos estadounidenses e indonesios se han registrado cincoespecies más de mariposas, veinte más de ranas y dos raras aves que se tenían por extinguidas. Viene a ser una insignificancia si se tiene en cuenta que asistimos a laexterminación de 6.000 especies animales cada año; entre ellas, 780 clases de pájaros.
La sensación de recuperación de lo "natural", que tanto prestigio otorga a los tomatesbiológicos, al algodón o al lino, comunica con la melancolía que ha suscitado el tierno gesto de los nuevos mamíferos que, según sus descubridores, se acercaban mansamentea los humanos desconocidos. La reunión de especies en el tiempo idílico de un paraíso perdido se conecta también, trágicamente, con el arca de Noé en un intervalohistórico donde se preparaba una catástrofe bíblica. Estos seres vivos, recién nacidos para el conocimiento científico, vienen a ser un aporte neto de vida inaugural. Aunque viejay desconocida, esta nueva vida se traduce en una corazonada de esperanza tan ingenua como sentimental, tan anecdótica como significativamente oportuna. O de radicaldesesperanza si se observa que los pocos paraísos que puedan quedar lo son porque no hay seres humanos en ellos.
“Paraíso terrenal”, El País, febrero de 2006.
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