librosi





1



A veces pasa que la vida te resulta un lío cuando descubres que lo que estás haciendo después de varios meses, o incluso años, ya no es algo que te gusta hacer, cuando después de haber vivido las mejores experiencias con aquello que considerabas tu pasión, tu gloria, descubres que en algún punto ya no te satisfacen, que poco a poco se van desvaneciendo en un sinnúmero depequeños detalles que ya sólo te fastidian, te cansan y van menguando tus fuerzas al punto de hacerte preguntar si eso en lo que estás metido es realmente lo que querías. Y es que a veces no es cuestión de fuerzas, de aguante, sino de un rumbo correcto de tus prioridades.
Sin embargo, así como aparecen en tu vida estos momentos críticos donde todo son preguntas, también aparecen aquellos donde sin sabercómo, sacas fuerzas y un carácter particular que te permite tomar decisiones, que te hace decidir sin miedo, una voz interior que te hace confiar en el futuro y que te dice que si algo tiene que terminar, seguramente es porque algo mejor te está esperando.
Así empieza esta historia.




Eran casi las tres de la tarde y yo aún estaba en la oficina enviando correos electrónicos a nuestrosproveedores, clientes y demás personas que demandaban mi atención. Un par de reclamos por parte de un cliente fastidioso que piensa que es dueño de nuestras utilidades, un regaño de mi jefe por no reenviarle la información de las cartas de auditoría que me había enviado dos días antes el auditor de American Trust Register y más de cinco correos con chistes satíricos que Amado el jefe de ventassiempre me hace llegar, eran mi distracción en ese momento. Después de todo, serían las últimas veces que les otorgaría el privilegio de trabajar hasta tarde sin cobrar un centavo por mi tiempo, así que no me quejé.
Pasó casi hora y media hasta que mi teléfono celular que estaba dentro de una cajita de cartón de dulces Jolly Rancher y que utilizaba como bocina para mejorar la acústica de miscanciones, sonó de repente. Saqué el teléfono rápidamente y mientras mi mente aún tarareaba la canción de coldplay que se detuvo, atendí a contestar. Era mi jefe. Sube rápido que tengo que salir en diez minutos – me dijo con su típico tono autoritario– y no terminó de decir esto cuando yo ya me preparaba con cinco o seis hojas llenas de datos para presentarle algunos avances que debía entregarle esasemana.
Toqué a la puerta de su oficina y antes de intentar un segundo golpe la puerta se abrió precipitadamente y se me invitó a pasar. Tomé asiento en una de las sillas de piel reclinables que tenía alrededor de la mesa de juntas, mientras que él se dirigia al refrigerador que tenía allí para sacar lo que aposté era uno de esos licuados extraños que tomaba todos los días –según deduje yo– pormotivos de su edad. Después de invitarme un trago de aquella pócima extraña que por supuesto decliné –no por falta de hambre sino porque mi experiencia de dos meses antes me decía que sabían horriblemente mal– me dispuse a hablar. Aquí tengo la información de los rechazos de material galvanizado de todos los envíos que se han hecho en el último año –le dije con cierto tono de presunción– entonces meestiró la mano a la vez que sonreía con cierto aspecto de desconfianza. Revisó mis garabatos con tanto detalle que por unos momentos pensé que se había olvidado de que yo estaba allí ¿Estás seguro de que está todo el material del proyecto Comemsa? –Preguntó– Sabía de antemano que contestarle afirmativamente demasiado rápido le iba a generar desconfianza, así que le respondí: déjeme revisarnuevamente la información pero estoy casi seguro de que no faltó ningún producto. ¿Casi? –contestó– esa respuesta a mí no me sirve de nada. Yo lo que quería eran datos precisos de todos los rechazos del proyecto Comemsa del año pasado ¿Puedes darme tú esa información o se la pido a Carlos? Entonces respondí: lo que me pidió aquí lo tengo, pero si le digo que no falta nada entonces desconfiará y me hará...