Lil Wayne
Páginas: 5 (1243 palabras)
Publicado: 8 de abril de 2013
La importancia de llamarse Lil Wayne
Por: David Broc | 26 de marzo de 2013
El marketing aplicado al hip hop ha llegado tan lejos en los últimos años que el lanzamiento de I am not a human being II, décimo disco en estudio del rapero de Nueva Orleans Lil Wayne, que sale hoy a la venta, ha llevado a más de uno a sospechar de la veracidad de las últimas noticias relacionadas con el artista.Su reciente paso por el hospital, que se ha saldado con rumores de todo tipo –desde una extremaunción a varias apoplejías, pasando por una sobredosis de sirope de codeína, todo aún por confirmar–, ha dado combustible a las lenguas viperinas que ven conspiraciones o campañas de promoción en cualquier movimiento previo a la aparición de un nuevo álbum. Pero más allá de teorías ficción de quienessospechan o desconfían hasta de su familia, lo cierto es que si no se ha hablado apenas de este regreso discográfico y sí de los problemas extra musicales del rapero es por un motivo claro: el paralelismo entre su degradación personal y su decadencia artística, dos vasos comunicantes e indisociables cuando se trata de explicar la progresiva caída artística –que no comercial– de quien estabapredestinado a convertirse en la mayor y más rentable estrella del firmamento hip hop.
“I am not a human being II” es otro disco descuidado, hecho sin ganas ni motivación, que tiene más apariencia de mixtape que de álbum al uso. Casi casi la misma sensación que transmitían “Tha Carter IV” –un millón de copias despachadas en una semana a pesar de su pobre oferta musical– o “I am not a human being”, primeraparte de este precipitado díptico. Y mejor no comentar “Rebirth”, su desastroso intento de fusionar rap y rock setentero. Desde “Tha Carter III”, su obra más celebrada, de 2008, Weezy parece haber abandonado su trayectoria musical con el mismo ímpetu con el que se abandonaba a sí mismo: dos arrestos, ocho meses entre rejas, problemas de salud y adicción compulsiva al sirope de codeína hancompartido espacio y tiempo con decisiones artísticas erróneas, sobreexposición pública, lanzamientos incomprensibles y, sobre todo, desatención manifiesta hacia una carrera musical que hasta entonces se había caracterizado precisamente por todo lo contrario. Porque Weezy no es un rapero más de la esfera mainstream, todo lo contrario: figura indispensable para comprender la evolución del hip hop populardel siglo XXI, Wayne ha destacado siempre como uno de los MCs más hábiles y talentosos en la difícil empresa de mantenerse fiel a códigos, dejes y personalidad de calle en un contexto de ambición comercial y popular.
Ya destacaba en el seno de Hot Boys, su primer grupo, al que llegó con apenas quince años. Un combo menospreciado en su momento por la crítica y por parte del público –quizás porsus orígenes sureños, su estética feísta y su apología gangsta en clave dirty south– que, sin embargo, se convirtió en el máximo exponente de una revuelta musical y geográfica que estaba por llegar al universo hip hop. En Hot Boys y, por extensión, enCash Money Records, el sello independiente y autofinanciado –se dice que con dinero negro salido del tráfico de drogas– que les daba impulso, sevislumbraba un modus operandi, basado en la autogestión, el aprovechamiento de todos los canales de promoción y una incansable política de trabajo y producción, que ejercería de espejo en el que se fijaban las nuevas generaciones de la zona de confluencia. La independencia no era en ellos un acto de romanticismo o un salvoconducto para mantener la integridad artística, sino más bien un acto denecesidad y supervivencia y, sobre todo, una vía para conseguir el máximo beneficio económico en el menor tiempo posible. Cash Money siguió la estela de No Limit, Roc-A-Fella o Bad Boy Records para hacerse fuerte en el Sur y plantear su expansión más allá de su radio de acción. Y para ello necesitaban a un líder, a una voz que pudiera aportar ese salto de calidad y personalidad para lograrlo. El...
Por: David Broc | 26 de marzo de 2013
El marketing aplicado al hip hop ha llegado tan lejos en los últimos años que el lanzamiento de I am not a human being II, décimo disco en estudio del rapero de Nueva Orleans Lil Wayne, que sale hoy a la venta, ha llevado a más de uno a sospechar de la veracidad de las últimas noticias relacionadas con el artista.Su reciente paso por el hospital, que se ha saldado con rumores de todo tipo –desde una extremaunción a varias apoplejías, pasando por una sobredosis de sirope de codeína, todo aún por confirmar–, ha dado combustible a las lenguas viperinas que ven conspiraciones o campañas de promoción en cualquier movimiento previo a la aparición de un nuevo álbum. Pero más allá de teorías ficción de quienessospechan o desconfían hasta de su familia, lo cierto es que si no se ha hablado apenas de este regreso discográfico y sí de los problemas extra musicales del rapero es por un motivo claro: el paralelismo entre su degradación personal y su decadencia artística, dos vasos comunicantes e indisociables cuando se trata de explicar la progresiva caída artística –que no comercial– de quien estabapredestinado a convertirse en la mayor y más rentable estrella del firmamento hip hop.
“I am not a human being II” es otro disco descuidado, hecho sin ganas ni motivación, que tiene más apariencia de mixtape que de álbum al uso. Casi casi la misma sensación que transmitían “Tha Carter IV” –un millón de copias despachadas en una semana a pesar de su pobre oferta musical– o “I am not a human being”, primeraparte de este precipitado díptico. Y mejor no comentar “Rebirth”, su desastroso intento de fusionar rap y rock setentero. Desde “Tha Carter III”, su obra más celebrada, de 2008, Weezy parece haber abandonado su trayectoria musical con el mismo ímpetu con el que se abandonaba a sí mismo: dos arrestos, ocho meses entre rejas, problemas de salud y adicción compulsiva al sirope de codeína hancompartido espacio y tiempo con decisiones artísticas erróneas, sobreexposición pública, lanzamientos incomprensibles y, sobre todo, desatención manifiesta hacia una carrera musical que hasta entonces se había caracterizado precisamente por todo lo contrario. Porque Weezy no es un rapero más de la esfera mainstream, todo lo contrario: figura indispensable para comprender la evolución del hip hop populardel siglo XXI, Wayne ha destacado siempre como uno de los MCs más hábiles y talentosos en la difícil empresa de mantenerse fiel a códigos, dejes y personalidad de calle en un contexto de ambición comercial y popular.
Ya destacaba en el seno de Hot Boys, su primer grupo, al que llegó con apenas quince años. Un combo menospreciado en su momento por la crítica y por parte del público –quizás porsus orígenes sureños, su estética feísta y su apología gangsta en clave dirty south– que, sin embargo, se convirtió en el máximo exponente de una revuelta musical y geográfica que estaba por llegar al universo hip hop. En Hot Boys y, por extensión, enCash Money Records, el sello independiente y autofinanciado –se dice que con dinero negro salido del tráfico de drogas– que les daba impulso, sevislumbraba un modus operandi, basado en la autogestión, el aprovechamiento de todos los canales de promoción y una incansable política de trabajo y producción, que ejercería de espejo en el que se fijaban las nuevas generaciones de la zona de confluencia. La independencia no era en ellos un acto de romanticismo o un salvoconducto para mantener la integridad artística, sino más bien un acto denecesidad y supervivencia y, sobre todo, una vía para conseguir el máximo beneficio económico en el menor tiempo posible. Cash Money siguió la estela de No Limit, Roc-A-Fella o Bad Boy Records para hacerse fuerte en el Sur y plantear su expansión más allá de su radio de acción. Y para ello necesitaban a un líder, a una voz que pudiera aportar ese salto de calidad y personalidad para lograrlo. El...
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