Literatura del Romaticismo

Páginas: 17 (4184 palabras) Publicado: 19 de noviembre de 2013
LITERATURA DEL ROMANTICSIMO
EL RETRATO OVAL
Edgar Allan Poe
El castillo al cual mi criado se había atrevido a entrar por la fuerza antes de permitir que,
gravemente herido como estaba, pasara yo la noche al aire libre, era una de esas construcciones
en las que se mezclan la lobreguez y la grandeza, y que durante largo tiempo se han alzado
cejijuntas en los Apeninos, tan ciertas en larealidad como en la imaginación de Mrs. Radcliffe.
Según toda apariencia, el castillo había sido recién abandonado, aunque temporariamente. Nos
instalamos en uno de los aposentos más pequeños y menos suntuosos. Hallábase en una apartada
torre del edificio; sus decoraciones eran ricas, pero ajadas y viejas. Colgaban tapices de las
paredes, que engalanaban cantidad y variedad de trofeos heráldicos,así como un número
insólitamente grande de vivaces pinturas modernas en marcos con arabescos de oro. Aquellas
pinturas, no solamente emplazadas a lo largo de las paredes sino en diversos nichos que la extraña
arquitectura del castillo exigía, despertaron profundamente mi interés, quizá a causa de mi
incipiente delirio; ordené, por tanto, a Pedro que cerrara las pesadas persianas del aposento-pues
era ya de noche-, que encendiera las bujías de un alto candelabro situado a la cabecera de mi
lecho y descorriera de par en par las orladas cortinas de terciopelo negro que envolvían la cama. Al
hacerlo así deseaba entregarme, si no al sueño, por lo menos a la alternada contemplación de las
pinturas y al examen de un pequeño volumen que habíamos encontrado sobre la almohada y que
conteníala descripción y la crítica de aquellas. Mucho, mucho leí... e intensa, intensamente miré.
Rápidas y brillantes volaron las horas, hasta llegar la profunda medianoche.
La posición del candelabro me molestaba, pero, para no incomodar a mi amodorrado sirviente,
alargué con dificultad la mano y lo coloqué de manera que su luz cayera directamente sobre el
libro. El cambio, empero, produjo un efectopor completo inesperado. Los rayos de las numerosas
bujías (pues eran muchas) cayeron en un nicho del aposento que una de las columnas del lecho
había mantenido hasta ese momento en la más profunda sombra. Pude ver así, vívidamente, una
pintura que me había pasado inadvertida. Era el retrato de una joven que empezaba ya a ser
mujer. Miré presurosamente su retrato, y cerré los ojos. Alprincipio no alcancé a comprender por
qué lo había hecho. Pero mientras mis párpados continuaban cerrados, cruzó por mi mente la
razón de mi conducta. Era un movimiento impulsivo a fin de ganar tiempo para pensar, para
asegurarme de que mi visión no me había engañado, para calmar y someter mi fantasía antes de
otra contemplación más serena y más segura. Instantes después volví a mirar fijamente lapintura.
Ya no podía ni quería dudar de que estaba viendo bien, puesto que el primer destello de las bujías
sobre aquella tela había disipado la soñolienta modorra que pesaba sobre mis sentidos,
devolviéndome al punto a la vigilia. Como ya he dicho, el retrato representaba a una mujer joven.
Sólo abarcaba la cabeza y los hombros, pintados de la manera que técnicamente se denomina
vignette, yque se parece mucho al estilo de las cabezas favoritas de Sulli. Los brazos, el seno y
hasta los extremos del radiante cabello se mezclaban imperceptiblemente en la vaga pero
profunda sombra que formaba el fondo del retrato. El marco era oval, ricamente dorado y

afiligranado en estilo morisco. Como objeto de arte, nada podía ser más admirable que aquella
pintura. Pero lo que me habíaemocionado de manera tan súbita y vehemente no era la ejecución
de la obra, ni la inmortal belleza del retrato. Menos aún cabía pensar que mi fantasía, arrancada
de mi semi-sueño, hubiera confundido aquella cabeza con la de una persona viviente.
Inmediatamente vi que las peculiaridades del diseño, de la vignette y del marco tenía que haber
repelido semejante idea, impidiendo incluso que persistiera...
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