Los Señores Del Narco
P rimera e dición: n oviembre, 2 010
D . R . © 2 010, A nabel H ernández
D . R . © 2 010, d erechos d e e dición m undiales e n lengua castellana:
R andom H ouse M ondadori, S . A . d e C . V .
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I SBN 9 78-607-310-104-2
I mpreso en M éxico / Printed in México
índice
P resentación
9
C APÍTULO
1. U n p obre diablo
19
C APÍTULO
2 . V ida o m uerte
47
C APÍTULO
3 . P acto p erverso
79
C APÍTULO
4 . C ría c uervos
117
C APÍTULO
5. Los p rotectores d e El Chapo
149
C APÍTULO
6. El s eñor d e Puente G rande
2 01
C APÍTULO
7 . El g ran escape
2 73
C APÍTULO
8. Lazos de sangre
3 23
C APÍTULO
9 . La g uerra d e los narcos
3 97
C APÍTULO
10. La l ibertad n o t iene p recio
4 67
C APÍTULO
11. Los señores del n arco
539
7
A todas las fuentes de información que
me dieron acceso a sus conocimientos,
testimonios y expedientes, pese alriesgo
que eso implicaba. Algunas de ellas hoy
son parte de la pavorosa cifra de ejecutados
y desaparecidos en México.
A Héctor, mis hijos, mi familia y mis
amigos por su infinita comprensión para
publicar esta investigación.
Presentación
M e involucré e n e l c onocimiento d e l a vida d e J oaquín G uzmán
Loera a las 6:30 de la m añana del 11 de j ulio de 2 005. A esa h ora
a bordé unc amión en la estación de autobuses de Parral, C hihuahua, q ue nos llevaría a mí y al f otógrafo E rnesto R amírez a las
borrascosas tierras d e G uadalupe y Calvo, u n m unicipio enclavado e n e l c orazón del llamado " triángulo d orado" y l a i mponente
Sierra M adre O ccidental. E ra el i nicio de un v iaje de c inco días a
las tierras de J oaquín El Chapo G uzmán, E duardo Q uinteroPayán,
E rnesto Fonseca C arrillo, R afael C aro Q uintero, Ismael E l Mayo
Z ambada, J uan J osé Esparragoza M oreno, El Azul, y t antos otros
t ristemente célebres narcos m exicanos. A ún c onservo la bitácora
d e a quel r ecorrido q ue c ambió para s iempre m i perspectiva sobre
el f enómeno del n arcotráfico, q ue en nuestros días es el e je r ector
del c rimen o rganizado e n M éxico.
La mayor p arte del c amino hacia G uadalupe y C alvo está b ordeada p or u n paisaje d e e nsueño, p ino tras p ino s e f orman e spesos b osques. A b ordo del a utobús c ontemplamos el azul i ntenso
del cielo, ese q ue u no adivina en las f otos en b lanco y n egro de
M anuel Alvarez Bravo. A las 10:50 de la m añana llegamos a R í o
Verde, d onde la c arne de res se cuelga en t endederos c omo sise
tratara de calcetines. P or desgracia, a ctualmente en esa c omunidad
cuelga no sólo la c arne de res, sino los c uerpos de las víctimas de
la " guerra c ontra el n arcotráfico".
9
PRESENTACIÓN
L a c arretera s erpenteada c omenzó a i r d e subida c omo e n u na
m ontaña rusa. E l avezado c hofer sorteaba las curvas e ncomendado
al papa J uan P ablo II, a la V irgen de G uadalupe ya san J uan D iego,
cuyas i mágenes estaban pegadas en el parabrisas del v ehículo. En
u na parada s ubió a l a utobús u n r epartidor d e p eriódicos l lamado
F ederico C hávez. El j oven es a migo de t odo el m undo. La mayoría
de los pasajeros, o riundos del lugar, lo saludaba c on g ran f amiliaridad. N osotros éramos los ú nicos a jenos a u n c ódigo d e c omunicación m uy distinto al...
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