Los Vagabundos Del Dharma - Jack Kerouac

Páginas: 310 (77466 palabras) Publicado: 29 de julio de 2012
LOS VAGABUNDOS DEL DHARMA
Jack Kerouac

EDITORIAL ANAGRAMA
BARCELONA

http://www.katarsis.rottenass.com

Título de la edición original:
The Dharma Bums Viking Press Nueva York, 1958
Traducción de Mariano Antolín Rato
Primera edición: noviembre 1996
Segunda edición: enero 1997
(c) EDITORIAL ANAGRAMA, S.A., 1996
Pedro de la Creu, 58 08034 Barcelona
ISBN: 84-339-2360-9
DepósitoLegal: B. 2184-1997
Printed in Spain
Liberduplex, S.L., Constitució, 19, 08014 Barcelona
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2

Dedicado a Han Chan

3

1
Saltando a un mercancías que iba a Los Ángeles un mediodía de finales de septiembre de
1955, me instalé en un furgón y, tumbado con mi bolsa del ejército bajo la cabeza y las
piernas cruzadas, contemplé las nubesmientras rodábamos hacia el norte, a Santa
Bárbara. Era un tren de cercanías y yo planeaba dormir aquella noche en la playa de
Santa Bárbara v a la mañana siguiente coger otro, de cercanías también, hasta San Luis
Obispo, o si no el mercancías de primera clase directo a San Francisco de las diecinueve.
Cerca de Camarillo, donde Charlie Parker se había vuelto loco y recuperado la cordura,
unviejo vagabundo delgado y bajo saltó a mi furgón cuando nos dirigíamos a una vía
muerta para dejar paso a otro tren, y pareció sorprendido de verme. Se instaló en el
otro extremo del furgón y se tumbó frente a mí, con la cabeza apoyada en su mísero
hatillo, y no dijo nada. Al rato pitaron, después de que hubiera pasado el vagón de
mercancías en dirección este dejando libre la vía principal, y nosincorporamos porque
el aire se había enfriado y la neblina se extendía desde la mar cubriendo los valles más
templados de la costa. Ambos, el vagabundo y yo, tras infructuosos intentos por
arrebujarnos con nuestra ropa sobre el hierro frío, nos levantamos y caminamos deprisa
y saltamos y movimos los brazos, cada uno en su extremo del furgón. Poco después
enfilamos otra vía muerta en unaestación muy pequeña y pensé que necesitaba un
bocado y vino de Tokay para redondear la fría noche camino de Santa Bárbara.
-¿Podría echarle un vistazo a mi bolsa mientras bajo a conseguir una botella de vino?
-Pues claro.
Me apeé de un salto por uno de los lados y atravesé corriendo la autopista 101 hasta la
tienda, y compré, además del vino, algo de pan y fruta. Volví corriendo a mi tren demercancías, que tenía que esperar otro cuarto de hora en aquel sitio ahora soleado y
caliente. Pero empezaba a caer la tarde y haría frío en seguida. El vagabundo estaba
sentado en su extremo del furgón con las piernas cruzadas ante un mísero refrigerio
consistente en una lata de sardinas. Me dio pena y le dije:
-¿Qué tal un trago de vino para entrar en calor? A lo mejor también quiere un pocode
pan y queso para acompañar las sardinas.
-Pues claro.

4

Hablaba desde muy lejos, como desde el interior de una humilde laringe asustada o que
no quería hacerse oír. Yo había comprado el queso tres días atrás en Ciudad de México,
antes del largo y barato viaje en autobús por Zacatecas y Durango y Chihuahua, más de
tres mil kilómetros hasta la frontera de El Paso. Comió el queso y elpan y bebió el vino
con ganas y agradecimientos. Yo estaba encantado. Recordé aquel versículo del Sutra
del Diamante que dice:
"Practica la caridad sin tener en la mente idea alguna acerca de la caridad, pues la
caridad, después de todo, sólo es una palabra."
En aquellos días era muy devoto y practicaba mis devociones religiosas casi a la
perfección. Desde entonces me he vuelto un tantohipócrita con respecto a mi piedad de
boca para afuera y algo cansado y cínico... Pero entonces creía de verdad en la caridad
y amabilidad y humildad y celo y tranquilidad y sabiduría y éxtasis, y me creía un
antiguo bikhu con ropa actual que erraba por el mundo (habitualmente por el inmenso
arco triangular de Nueva York, Ciudad de México y San Francisco) con el fin de hacer
girar la rueda del...
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