Luciernaga

LA LUCIERNAGA
Había una vez una comunidad de que habitaba el interior de un gigantesco árbol, uno de los árboles más majestuosos y antiguos de Guadalajara. Cada noche, cuando todo se volvía oscuro y apenas se escuchaba el leve murmurar de un cercano río, todas las luciérnagas salían del árbol para mostrar al mundo sus maravillosos destellos. Jugaban a hacer figuras con sus luces, bailando al sonde una música inventada para crear un sinfín de centelleos luminosos más resplandeciente que cualquier espectáculo de fuegos artificiales.
Pero entre todas las luciérnagas del lugar había un joven al que no le gustaba salir a volar.
- No, hoy tampoco quiero salir a volar -decía todos los días Sam-. Me encuentro muy bien aquí en casa, he estado muy cansado últimamente. Tanto sus padres como susabuelos, hermanos y amigos esperaban con ilusión la llegada del anochecer para salir de casa y brillar en la oscuridad. Se divertían tanto que no comprendían por qué Sam no los quería acompañar. Le insistían una y otra vez, pero no había manera de convencerlo. Sam siempre se negaba, incluso aventaba maldiciones a muchos de sus amigos que siempre lo invitaban a salir a bailar en la oscuridad¡Caramba es demasiado absurdo Chicos!
-¡Que no quiero salir! -repetía una y otra vez-. ¡Mira que todos son muy tercos, no comprende que estoy cansado, tengo suficientes cosas que hacer en vez de estar bailando! Toda la colonia de luciérnagas estaba muy preocupada por su compañero. Incluso aquellas importantes luciérnagas del árbol, citaron a una junta a sus padres para hablar acerca de Sam -Tenemosque hacer algo -se quejaba su madre-. No puede ser que siempre se quede solo en casa sin salir con nosotros, bailar en la oscuridad y brillar es una tradición entre todas nosotras y nosotros, forma parte de nuestra naturaleza, debemos demostrarle al mundo nuestro brillo.
-No te preocupes, mujer -la consolaba el padre-. Ya verás como cualquier día de estos sale a volar con nosotros, es un chicorebelde, es cuestión del tiempo, creó que todos hemos pasado por esa etapa, ¡Recuerdo cuando era joven! Yo tampoco quería salir a volar.
Pero los días pasaban y pasaban y la pequeña luciérnaga seguía encerrada en su cuarto.
Una noche, cuando todas las luciérnagas habían salido a volar, Sara una bella chica, amiga de Sam, y el gran amor de Sam le preguntó con mucha delicadeza:
-¿Qué es lo queocurre, Sam? ¿Por qué no quieres venir nunca con nosotros a brillar en la oscuridad?
-No me gusta volar-, respondió Sam algo desconcertado y sumamente triste.
-Pero, ¿por qué no te gusta volar ni mostrar tu maravillosa luz? -insistió Sara un poco extraña, ya no entendía la actitud de Sam.
-Pues… -explicó ¡Sara no puedo seguir ocultándolo tarde o temprano tenía que decir!-. ¡Lo que pasa es para quévoy a salir si nunca podré brillar tanto como la luna! La luna es grande, y muy brillante, y yo a su lado no soy nada. Soy tan diminuto que en comparación parezco una simple chispita. Por eso siempre me quedo en casa, porque nunca podré brillar tanto como la luna. Y nunca podré gustarte como la luna. –Por favor Sam esas son tonterías. –Sara he visto como amas demasiado a la luna, siempre mencionaslo fantástico que es, y como te gustaría sólo dedicarte a ella para amarla y contemplarla todos los días.-Es verdad Sam es la luz más hermosa que pueda existir, pero no estoy enamorada de la luna.
-Sara ¿Dime porque nunca seré como la luna?
Sara escucho con atención la pregunta de Sam, y le contestó:
-¡Ay, querido Sam! hay una cosa de la luna que debería saber y, visto lo visto, desconoces. Sial menos salieras de vez en cuando, lo habrías descubierto, pero como siempre te quedas en el árbol, pues no lo sabes.
-¿Qué es lo que he de saber y no sé? -preguntó Sam con curiosidad a la bella Sara-Tienes que saber que la luna no tiene la misma luz todas las noches -le contestó Sara-. La luna es tan variable que cada día es diferente. Hay días en los que es grande y majestuosa como una...