Me Hasrtas
Páginas: 3 (582 palabras)
Publicado: 14 de octubre de 2012
Si te hartaste de ser y no estar te reglo mi amor :)
He perdido la cuenta, por supuesto, siempre fui de letras aunque intentase disumularlo con aquellos años inútiles de química y matemáticas.He perdido la cuenta, decía, de las veces que te dije te quiero de aquella manera tan estúpida que tú tomabas a broma y a mí me hacía pensar por dentro ja, sí, ja, si tú supieras. En realidad no meenamoré de ti, no al principio.
La primera vez fue sólo de aquella forma que tenías de arrancar la etiqueta de la cerveza. Una amiga me había dicho que eso era porque estabas falto de sexo, peroyo sabía que si algo te sobraba eran polvos fáciles y estúpidos y te faltaban unos tres años de autoestima.
La segunda vez me enamoré de tus dedos, feos, ni largos ni cortos, nada destacables yllenos de callos. Entonces te miraba y me subía esa sensación por la espalda, porque seguías arrancando las etiquetas de todas las cervezas que nos bebimos esa noche y a eso tenía que sumar tus dedos yaquello era demasiado incluso para mí.
La tercera vez me enamoré de esa manera corta pero intensa que tenías de tocarme distraído cuando hablabas conmigo. A aquellas alturas ya había empezado adecirte que te amaba y que Madrid era muy grande y mis noches muy largas y tú sonreías poco, pero a mí me bastaba.
No hubo más veces después de aquella porque no las necesitaba. Podría decir que meenamoré también de tus revoluciones; las grandes, llenas de manifestaciones y litros de vino y cigarros y bares, y las pequeñas, como tus zapatillas rotas de un color indescriptible, tu fanatismo por ungrupo adolescente pasado de moda antes de llegar a ponerse de moda, tu insistencia en comprar el tabaco sólo en estancos y el periódico sólo los jueves, que es mitad de semana. También amé esa formaque tenían tus hombros de caer hacia adelante cuando leías, el gesto que hacías con la nariz cuando te decía que el amor es sólo para imbéciles y actores de hollywood que pueden pagárselo y la...
He perdido la cuenta, por supuesto, siempre fui de letras aunque intentase disumularlo con aquellos años inútiles de química y matemáticas.He perdido la cuenta, decía, de las veces que te dije te quiero de aquella manera tan estúpida que tú tomabas a broma y a mí me hacía pensar por dentro ja, sí, ja, si tú supieras. En realidad no meenamoré de ti, no al principio.
La primera vez fue sólo de aquella forma que tenías de arrancar la etiqueta de la cerveza. Una amiga me había dicho que eso era porque estabas falto de sexo, peroyo sabía que si algo te sobraba eran polvos fáciles y estúpidos y te faltaban unos tres años de autoestima.
La segunda vez me enamoré de tus dedos, feos, ni largos ni cortos, nada destacables yllenos de callos. Entonces te miraba y me subía esa sensación por la espalda, porque seguías arrancando las etiquetas de todas las cervezas que nos bebimos esa noche y a eso tenía que sumar tus dedos yaquello era demasiado incluso para mí.
La tercera vez me enamoré de esa manera corta pero intensa que tenías de tocarme distraído cuando hablabas conmigo. A aquellas alturas ya había empezado adecirte que te amaba y que Madrid era muy grande y mis noches muy largas y tú sonreías poco, pero a mí me bastaba.
No hubo más veces después de aquella porque no las necesitaba. Podría decir que meenamoré también de tus revoluciones; las grandes, llenas de manifestaciones y litros de vino y cigarros y bares, y las pequeñas, como tus zapatillas rotas de un color indescriptible, tu fanatismo por ungrupo adolescente pasado de moda antes de llegar a ponerse de moda, tu insistencia en comprar el tabaco sólo en estancos y el periódico sólo los jueves, que es mitad de semana. También amé esa formaque tenían tus hombros de caer hacia adelante cuando leías, el gesto que hacías con la nariz cuando te decía que el amor es sólo para imbéciles y actores de hollywood que pueden pagárselo y la...
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