MENSAJE DE DICIEMBRE 2015
SEDE MUNDIAL DE LAS INSTITUCIONES GNÓSTICAS
MÉXICO
Dallas,
24
de
Diciembre
de
2015.
Año
54
de
Acuario
Desde
la
Sede
Mundial
de
las
Instituciones
Gnósticas
les
enviamos
nuestro
saludo
fraternal,
Paz
inverencial.
Nuestro
Maestro,
Gurú
y
Avatara Samael
Aun
Weor
de
cada
uno
de
los
aspirantes
a
la
Sabiduría
Gnóstica,
nos
enseña
con
claridad
que
“De
nada
serviría
que
el
Cristo
naciera
mil
veces
en
Belén,
si
no
nace
en
nuestro
corazón
también”.
La
Gnosis
es
más
transparente
y
más
pura
que
el más
fino
cristal,
porque
es
el
verdadero
conocimiento
que
proviene
de
las
insondables
alturas
del
Espíritu
Puro
a
través
de
la
misma
misma
Divinidad,
encarnada
en
nuestros
Maestros
Litelantes
y
Samael
Aun
Weor.
Todos
los
aspirantes
a
la
Sabiduría
del
Ser estamos
siendo
requeridos
a
cada
instante
por
el
Maestro
Interior
de
cada
quien,
y
este
es
un
compromiso
ineludible
que
estamos
obligados
a
cumplir.
Parte
de
nuestro
compromiso
son
las
reflexiones
profundas
en
el
remanso
y
quietud
de
la
mente,
sumergidos
en
la
paz
interior
de
la
meditación,
que
nos
ponen
en
el
ambiente
silente
y
majestuoso
de
lo
Divinal,
donde
milagrosamente
puede
expresarse
la
conciencia
del
Ser
en
nosotros
e
instruírnos.
Porque
no
hay
mejor
ni
más
pura
instrucción
iniciática
que
la que
podemos
encontrar
en
el
universo
interior,
en
la
autorreflexión
evidente
del
Ser
en
su
propia
conciencia
dentro
de
cada
uno
de
nosotros.
Y
además
el
estudio
de
las
obras
de
nuestro
Maestro,
enseñanza
atemporal
que
traspasa
las
fronteras
y
los
idiomas,
las
edades
y
las
razas,
y
que
al
solo
abrir
uno
de
sus
libros
nos
transportamos
a
los
pies
del
Gurú
para
recibir
sus
enseñanzas,
su
palabra
y
su
ánimo,
que
lleno
de
fuerza
irrumpe
en
nuestros
corazones
y
nos
instruye.
En
esta Navidad
se
renueva
la
presencia
del
Cristo
en
nosotros,
adviene
nuevamente
para
instruírnos
y
para
señalarnos
el
camino
de
la
Autorrealización,
de
la
encarnación
del
Cristo
Cósmico
en
nuestros
corazones.
Nuestro
Señor
penetra
y
compenetra
todos
los
espacios
y
todas
la
latitudes
del
Día
Cósmico,
para
ayudarnos
en
el
trabajo
interior,
para
animarnos
a
trabajar
seriamente
en
el
despertar,
en
el
progreso
y
desarrollo
de
los
fuegos
espinales,
porque
Betlehem
es
nuestro
auténtico
sendero,
y
el
Señor
nace
en
Belén,
en
el
Belén
interior,
encarnado
en
el
iniciado
para
crecer
y
sufrir,
luchar
y
resucitar
de
entre
los
muertos.
¡Qué
milagros
y
qué
grandes
ordalías
no
se
realizan
en
el
iniciado
que
aspira
a
la
Luz!
¡Por
cuánto
y
tantas
penurias
no
pasa
Nuestro
Señor...
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