MI PROFESIÓM

MI PROFESIÓN!!
Son las 5:45 de la mañana, la cuidad despierta y continua su rumbo como cada día, el hambre atrofia el paisaje, pero quizás no solo eso, quizás es el frío que revuelve la tristezaentre la pobreza, el hambre sigue, esculco mis bolsillos, allí solo palpo una moneda, inmediatamente la saco del pantalón suelto que al parecer no se acostumbra a mi cuerpo, tal vez por la carencia de uncinturón que ajuste esta prenda a mi cuerpo, pero que cada día está más suelta, saco la moneda y observo una fortuna, quinientos pesos, así que decido dirigirme a la tienda del barrio ciudad Bolívarque se encuentra a tan sólo dos minutos de la silla la cual fue testiga del asesinato brutal de mi madre, la tristeza brota por mis ojos reflejada en una lágrima que humedece mis mejillas peroamargan mi saliva, mi garganta arde en llamas y suele tener un nudo que quiere ya salir, el llanto resulta siendo inevitable, ahuyento el hambre apretando mi estómago que no para de crujir, estoy ya cercade la tienda o puesto del viudo António, su rostro ha cambiado, tal vez por el pasado que destruye su presente; se encuentra sentado, ya ni ofrece los cigarros que evitan el frío de la mañana en ciudadBolívar, ya no ofrece nada!, su esposa falleció, su rostro no es igual, yo pregunto el precio de un pan que posiblemente lleva más de tres días, pregunto por el precio y no responde, la sonrisa quesolía tener ya no está, repico el precio y nuevamente ignora, así que decido depositar la moneda de quinientos pesos en el vaso de tinto en donde reúne su diario, cada pan costaba cien pesos, pero sutristeza embargó aún más la mía, guardo ese mendrugo de pan duro que deseé durante días anteriores, retomo mi puesto el que ahora invadió la familia que se desplaza de lado a lado por culpa de esasfuerzas armadas que sin duda omiten el respeto; hay tres niñas, aparentemente sus edades circundan entre los seis u ocho años, y la tercera está en brazos de su madre, ambas niñas gritaban, lloraban de...