Mientrasescribo

Páginas: 31 (7721 palabras) Publicado: 25 de septiembre de 2015
Fragmento de “Mientras Escribo”, de Stephen King. Editorial Plaza y Janés,
Madrid, 2001. Distribuido con fines didácticos exclusivamente, prohibida su
reproducción por cualquier medio.
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No había pasado una semana desde el final de mi castigo y ya volvían a
convocarme al despacho del director. Fui con el corazón en un puño, sin saber
en qué otro lío me había metido.
Al menos esta vez no queríaverme el señor Higgins. La convocatoria
procedía del orientador del instituto. Dijo que mi caso había sido objeto de
discusiones, con el objetivo de encauzar mi «pluma inquieta» por vías más
constructivas. Él se había puesto en contacto con John Gould, el director del
semanario de Lisbon, y se había enterado de que había una vacante en la
sección de deportes. Si bien el instituto no podía«insistir» en que aceptara,
toda la directiva coincidía en que era buena idea. La mirada del orientador
contenía un aviso: «Acepta o atente a las consecuencias.» Quizá fueran
paranoias mías, pero han pasado cuarenta años y me parece que no.
Contuve un gemido. Primero Dave’s Rag, luego The Drum, y ahora el
Weekly Enterprise de Lisbon. Mi obsesión no era el agua, como Norman
Maclean en El río de la vida, sinolos periódicos. Claro que no podía hacer
nada. Comprobé que la mirada del orientador fuera la que me había parecido,
y contesté que tendría mucho gusto en hablar con el director del periódico.
Gould me recibió con una mezcla de recelo e interés. Dijo que, si yo no
tenía inconveniente, nos pondríamos mutuamente a prueba.
Como estaba lejos de los despachos del instituto, apelé a cierto grado desinceridad y le dije al señor Gould que no sabía mucho de deporte. Él
contestó:
—Piensa que la gente va al bar, se emborracha y entiende los partidos.
Sólo tienes que esforzarte un poco.
Acto seguido me entregó un rollo enorme de papel amarillo para
escribir a máquina las crónicas (me parece que sigo teniéndolo) y prometió
pagarme medio centavo por palabra. Era la primera vez que me ofrecían
dinero acambio de escribir.
Los primeros dos artículos que presenté versaban sobre un partido de
baloncesto en cuyo transcurso un jugador del instituto había superado el
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récord de puntos del centro. Uno era la típica crónica, y el otro un apunte
sobre el partido que había hecho Robert Ransom, el detentor del nuevo récord.
Le llevé los dos a Gould el día después del partido, para que pudiera tenerlosel viernes (que era el día en que se publicaba el semanario).

Gould leyó la crónica, corrigió dos detalles y la descartó. Después, bolígrafo
en ristre (grande y negro), acometió la lectura del articulito de fondo.
Los dos años que faltaban para acabar el instituto me depararían muchas
clases de literatura, y la facultad muchas de narrativa y poesía, pero aprendí
mas en diez minutos con JohnGould.
Ojalá conservara el artículo, porque merecería enmarcarse con las
correcciones, pero guardo un recuerdo bastante claro del texto y de su aspecto
después de que Gould lo hubiera repasado con el bolígrafo negro. He aquí un
ejemplo:
Anoche en el popular gimnasio del instituto de Lisbon, la
hinchada local y la de Jay Hills reaccionaron con el mismo asombro
ante una proesa deportiva sin parangón enla historia del centro. Bob
Ransom, cuya estatura y puntería le han granjeado el apodo de
«Bob, el Bala», marcó treinta y siete puntos. No, no han ustedes
leído mal. Lo hizo, además, con elegancia, rapidez... y una
educación poco frecuente, que se tradujo en dos únicas personales
en toda su búsqueda caballeresca de un récord que no se había roto
en Lisbon desde los años de Corea... (1953)

Alllegar a «los años de Corea», Gould interrumpió la lectura y me
miró.
—¿De qué año era el último récord? —preguntó.
Suerte que yo tenía mis apuntes.
—De 1953 —contesté.
Gould gruñó y siguió corrigiendo. Cuando terminó de marcar el texto
tal como aparece encima de estas líneas, levantó la cabeza y vio algo en mi
cara. Debí de parecerle horrorizado, pero estaba en éxtasis. Pensé: ¿por qué no
hacen lo...
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