Miguel Ángel, un ejemplo para la toma de decisiones
Por Ernesto Weissmann
Ante la velocidad que impera en el mundo de los negocios, a veces se pierde de vista la necesidad de enmarcar lasdecisiones en un contexto y tomarse el tiempo para entender cuál es el problema, por qué y para qué queremos resolverlo.
En muchas ocasiones comenzamos a tomar decisiones para resolver un problema muchotiempo antes de comprender realmente de qué se trata, por qué queremos resolverlo y qué queremos lograr. Hacerlo de esta manera, sin tomarnos el tiempo necesario en esta primera parte, puede hacer queresolvamos de forma brillante el problema equivocado.
Miguel Ángel Buonarroti estaba parado frente a un bloque de mármol. Todos los días iba al taller y se quedaba por horas observando en silencioese bloque o bosquejando dibujos sobre papel. Eventualmente, algún colaborador se acercaba y le preguntaba si se sentía bien. A lo que el maestro respondía: “Estoy trabajando”.
Meses después,finalmente se puso a esculpir. A los dos años había nacido el famoso David, quizás la mejor escultura del Renacimiento. La quietud de Miguel Ángel frente al inerte bloque de mármol no significaba queestuviera perdiendo el tiempo. Estaba planificando. Intentaba enmarcar el problema a resolver para convertir a aquel pedazo de piedra en una obra de arte.
Pero si Miguel Ángel hubiera sido un ejecutivo deuna corporación moderna, probablemente nunca habría llegado a tomar el cincel. ¿Cuántos jefes habrían soportado verlo inmóvil y “sin trabajar” durante tanto tiempo?
La velocidad intrínseca a la vidacorporativa nos sesga hacia la acción. Se supone que nos pagan por actuar, no por pensar. Entonces, con mucha frecuencia, tomamos decisiones de problemas que aún no hemos enmarcado correctamente. Estohace que en ocasiones resolvamos de una manera técnicamente impecable cuestiones que no eran relevantes o que no agregaban valor para el negocio.
Planificando una decisión
La manera en que un...
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