No dejen nunca de hablar de democracia
diálogo haráposible concretar los nuevos acuerdos para proyectar el futuro del país y un país con futuro.”1 Y es así que en una inesperada concordancia, cada uno por su
lado, la Iglesia coincidía con el difuntoex presidente Raúl Ricardo Alfonsín quien fue un político que siempre apostó por el diálogo sabiendo en carne propia que la misma política implica diferencias, existencia de adversarios peroreconociendo siempre que la misma no es solo conflicto, también es construcción. De más está remarcar el fundamental desempeño de la labor del ex presidente Raúl Alfonsín en la instauración de la democraciaen nuestro país y, en general, en la historia política argentina contemporánea. No es mi intención hacer un resumen de su trayectoria pero si recordar y subrayar con ímpetu que bajo el gobierno deAlfonsín las relaciones entre el poder político y el eclesiástico sufrieron grandes tropiezos. Aún así, 25 años después, esas divergencias - que no fueron ni pocas ni superfluas – bajan sus banderas enpos de un bien supremo que exalta la igualdad, engrandece el diálogo y convoca a la búsqueda de la verdad y del bien común para la paz social. Los argentinos hemos tenido la posibilidad, algunos derecordar y otros de vivenciar, por vez primera, que la política no genera solo odios y rencores sino también sentimientos de amor, compasión y orgullo. Fue el mismo Alfonsín, en uno de sus últimosdiscursos, el que aconsejaba a los argentinos a querernos más entre nosotros mismos. Sabemos que es difícil hablar de un romanticismo político cuando vivenciamos día a día cuestiones de injusticia,...
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