Novela Enigma de Paris

Páginas: 279 (69587 palabras) Publicado: 15 de mayo de 2013
El enigma de París

Autores Españoles e Iberoamericanos

Esta novela obtuvo el I Premio Iberoamericano
Planeta-Casa de América de Narrativa 2007,
concedido por el siguiente jurado: Miguel Barroso,
Juan Gossaín, Gabriel Iriarte,
Eduardo Mendoza y Juan Villoro. La reunión del Jurado
tuvo lugar en Bogotá el 21 de abril de 2007. El fallo del
Premio se hizo público dos días después en lamisma
ciudad.

Pablo De Santis
El enigma de París
Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de
Narrativa 2007

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo
permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados
© Pablo De Santis, 2007
c/o Guillermo Schavelzon & Asoc, Agencia Literaria
info@schavelzon.com © Editorial
Planeta, S. A., 2007Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España)
Primera edición: junio de 2007
Depósito legal: M. 26.350-2007 ISBN
13: 978-84-08-07398-7 ISBN 10: 8408-07398-2
© 2007, Editorial Planeta Colombiana S. A. Calle
73 N° 7-60, Bogotá
ISBN 13: 978-958-42-1686-1
ISBN 10: 958-42-1686-4
Primera edición: junio de 2007

Impresión y encuademación: Quebecor World Bogotá S. A.

A Ivana

Página en BLANCO PRIMERA PARTE

El último caso del detective Craig

En BLANCO

1

Me llamo Sigmundo Salvatrio. Mi padre llegó a Buenos Aires
desde un pueblo que está al norte de Genova y sobrevivió gracias al
oficio de zapatero. Cuando se casó con mi madre, ya tenía su propia
zapatería, especializada en calzado de hombre: no se daba maña con
los zapatos de mujer. Muchas veces lo ayudé en sus tareas, ysi hoy en
nuestra profesión se habla de mi método para clasificar las huellas
halladas en la escena del crimen (el método Salvatrio), debo esa
invención a las horas que pasé con las hormas y las suelas.
Investigadores y zapateros ven el mundo desde abajo, y unos y otros
se ocupan de los pasos humanos en el momento en que estos se
desvían del camino.
Mi padre no era afecto a los gastosexcesivos: cada vez que mi
madre reclamaba un dinero extra, Renzo Salvatrio anunciaba que
íbamos a terminar por hervir las suelas de las botas, como según él
habían hecho los soldados de Napoleón durante su campaña en Rusia.
Pero a pesar de ese rasgo de su carácter o de su experiencia, hacía una

vez por año un gasto extraordinario: en mi cumpleaños, me regalaba
un rompecabezas. Comenzó conrompecabezas de cien piezas, pero
luego fue aumentando la complejidad del juego hasta llegar a las 1500.
Los rompecabezas, fabricados en Trieste, venían en cajas de madera, y
cuando uno terminaba de armarlos descubría una acuarela del Domo
de Milán, o del Partenón, o un antiguo plano con monstruos
acechando los confines del mundo. A mi padre le parecía que los
rompecabezas entrenaban lainteli-

9

gencia y grababan imágenes imborrables. Yo tardaba muchos días en
armarlos; él me ayudaba con entusiasmo pero en general se equivocaba de
sitio, más atento a los colores que a la forma de la pieza. Yo lo dejaba
hacer, pero corregía la posición cuando él estaba distraído.
"En nada se parece una investigación a un rompecabezas", aseguraba
el que habría de ser mi maestro, RenatoCraig. Y sin embargo fue este
juego lo que me llevó a responder el aviso que el mismo Craig publicó en
los diarios en febrero de 1888. Renato Craig, el famoso detective, el único
de la ciudad, por primera vez expondría su saber ante un grupo de jóvenes.
Durante un año, los elegidos aprenderían las artes de la investigación y
estarían en condiciones de ser ayudantes de cualquier detective. Todavíaconservo el recorte del diario; en la misma página donde estaba el aviso se
anunciaba la llegada al país de un mago hindú llamado Kalidán.
El mensaje del detective me impresionó no solo por la convocatoria,
sino porque sugería el hecho de que Craig, el solitario Craig, por fin
estaba dispuesto a hablar con otros seres humanos sobre su experiencia.
Craig era integrante de Los Doce...
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