novela romantica

Volver a vivir
Intentando dejar atrás su triste pasado, Mandy empezó a trabajar como
secretaria para una fundación benéfica. Allí conoció a Sutter, por el que se sintió
muy atraída, y el destino hizo que tuvieran que viajar juntos a la Gran Barrera de
Coral. En aquel paradisíaco lugar, Mandy tendría que luchar contra sus demonios con
la ayuda de Sutter que, poco a poco, le brindó laoportunidad de volver a la vida...

CAPITULO UNO

-Tú lo que necesitas es un amante.
Mandy levantó la vista de los papeles esparcidos sobre su mesa. Lo hizo con tal
brusquedad que su sedoso pelo negro, cortado a la altura de la barbilla, se agitó
violentamente. De un solo vistazo comprendió que era demasiado tarde para
escabullirse: Anthea tenía ese brillo especial en la mirada, un brillo que soloaparecía
cuando ideaba un nuevo “proyecto”. Mandy dejó escapar un suspiro, compuso una
sonrisa, reunió sus pensamientos dispersos y ahuyentó la imagen que la mención de un
amante había conjurado en su mente: un cabello agreste y dorado por el sol, unas
manos fuertes y elegantes, unos ojos verdes como el jade que jamás sonreían.
-Una idea estupenda –dijo con sorna-. Atracaré un banco y mañanapor la noche
elegiré entre la flor y nata de los solteros de la subasta –en la hojita con la fecha del
día siguiente del calendario de su mesa escribió con su letra clara y oblicua: “Robar
banco. Buscar amante. Cuanto antes”-. ¿Algo más? ¿Ya has encontrado sustituto para
Susie? ¿Quieres que robe otro banco y le doble el sueldo al próximo recepcionista?
-Tengo dos candidatos excelentes.Mandy prefirió no preguntar si los candidatos lo eran para el puesto de
recepcionista de la fundación o para el de amante de Samantha Blyteh. Confiaba en
que fuera lo primero. No quería convertirse en objeto de los impredecibles impulsos
caritativos de su jefa, sobre todo en lo que a los hombres se refería. Lo último que
deseaba era volver a probar las mieles del matrimonio con un hombre desonrisa fácil y
voz melosa como su difunto marido.
-Ambos son serios y trabajadores –continuó Anthea, enumerando atributos con
sus dedos pequeños y perfectamente cuidados-. Uno de ellos ha enviudado hace poco y
el otro es soltero –el gesto de indiferencia de Mandy bastó para que Anthea se

animara a proseguir con su informe. Ni su tono de voz ni su expresión dejaban adivinar
si sus candidatosoptaban al puesto de oficinista o al de atleta sexual-. Los dos tienen
manos cuidadas y limpias, lo cual resulta esencial –dijo remilgadamente la mujer más
mayor-. Los dos parecen sanos y fuertes, aunque eso siempre es difícil saberlo. Creo
que ninguno de los dos necesita adiestramiento para ocupar el puesto. Los dos parecen
muy bien dispuestos. –Mandy emitió un gemido estrangulado. Antheaprosiguió,
haciendo caso omiso de la cara de su secretaria ejecutiva.
La educación y el sentido del humor cuentan, pero no son imprescindibles. Al fin
y al cabo, de alguien que ocupe ese puesto solo puede esperarse que sea cuidadoso, que
rinda al cien por cien y que no se ande con titubeos. Bien pensado, lo único que en
realidad requiere el trabajo es limpieza, una salud de hierro y buenadisposición.
-¿Una salud de hierro? –preguntó Mandy con voz débil, ahuyentando las imágenes
que rondaban por su cabeza.
-Pues claro. La salud es esencial para ese trabajo.
-¿Ah, sí?
Anthea le lanzó una mirada exasperada.
-Querida niña, ¿tienes idea de a cuántos recepcionistas he perdido por culpa de
una constitución delicada? A demasiados. Ahora busco a alguien robusto. A ti estuve a
punto de nocontratarte cuando solicitaste el puesto de secretaria. Parecías muy
frágil. Demasiado delgada y nerviosa –dijo Anthea con su franqueza característica-. Ni
siquiera te habría tenido en cuenta de no ser por ese mentón decidido y esos ojos
sagaces que tienes –Mandy abrió la boca para decir algo, pero enseguida comprendió
que era inútil-. Me equivoqué –continuó Anthea inmediatamente-. Llevas un...