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PROLOGO
Pocos días atrás, el pueblo argentino volcaba su júbilo en todas las
calles de la Patria, para celebrar la asunción del gobierno ungido por la
voluntad mayoritaria, y brindar un marco masivo, dinámico e impulsar,
al devenir de una nueva era de grandeza y justicia para la Argentina, con
proyección latinoamericana.
La jornada del 2 5 de mayo de 1 97 3, haresumido ante los ojos y la
expectativa del mundo, casi "18 años de lucha y esperanzas, durante los
cuales la vocación liberadora intentó los más diversos caminos, en la bús­
queda sin pausa de este triunfo, hoy conquistado y en vía de consolidación.
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Dentro de ese panorama, la Confederación General del Trabajo de
la República Argentina, largos períodos intervenida y manejada por inte­
resesajenos a los trabajadores, permanentemente asediada por quienes qui­
sieron dividirla, aislarla de los demás sectores populares o desviarla de sus
verdaderos objetivos, se constituyó en uno de los puntales de la resistencia
prim�ro, y del avance hacia la victoria más tarde .
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Esa actitud constante de la C.G. f., se vio fortalecida hace tres años,
cuando junto a una nueva conducción,ajustada a sus Propias normas esta­
tutarias, se fueron conjugando las condiciones que permitirían estructurar
una estrategia, al servicio de la cual los cuadros dirigentes, en estrecho con­
tacto con las masas, pusieron de inmediato su conf�Jucta y su acción.
Para ello fue necesario ganar la confianza y el apoyo de cada uno y
de todos los trabajadores, garantizando la expresión clara einconfundible
de sus propias inquietudes y aspiraciones; y fue necesario también, desafiar
y derrotar, cada vez que resultó preciso, los Prejuicios e intereses de quienes
se oponían a la actitud definidamente política de la C.G.T.
Todas estas condiciones fueron cubiertas, el día en que los hombres
de la Central Obrera dijeron al gobierno militar, de cara al país y en
nombre del pueblo, que exigían lapresencia en la Patria del general Juan
Domingo Perón, líder de los trabajadores, y la restitución de los sagrados
restos de la señora Eva Perón, la inmortal abanderada de los humildes.

Eramo� conscientes, desde un principio, que la tarea no iba a ser
simple, de que íbamos a encontrar muchos obstáculos, el ataque enconado
de las fuerzas antipopulares y también de quienes, desde las propiasfilas
del pueblo, por incomprensión o por complicidad con el enemigo, lanzarían
todo tipo de críticas, opondrían obstác·ulos, tratarían funda11tentalmente
de hacernos apartar del camino trazado.
Se le exigió a la C.G.T. sumergirse en las l-uchas reivindicativas, diri­
gir su acción y sus esfuerzos hacia el logro de reformas parciales, como si
los trabajadores no fuéranzos conscientes de que·mientras no contáramos
con facultades decisorias en las estructuras del poder, de poco valdrían
l4s concesianes que pudiéramos arrancar a un régimen, que en poco tie·nz.po
las distorsionaría a través del manejo de la conducción política.
Lejos de ello, jamás desgastamos valiosas energías e1t objetivos aje1tos
a los legítimos intereses de la clase trabajadora, y en todo momento dirigi­
mosnuestro empeño hacia la única meta aceptable: la toma del poder.
Dentro de esa filosofía, fue necesario también que la C.G.T. eligiera
el método más eficaz, la estrategia correcta, para concretarla. La opción
era clara, y frente a ella se adoptó una decisió1t firme. La lucha hasta las
últimas consecuencias por un profundo cambio revolucionario, la evalua­
dón de los medios con que se contaba,de las fuerzas del enemigo, de las
condiciones i·mperantes, incidieron para que la Central Obrera eligier· a
un desarrollo, que posibilitara ir ganando espacio político, a expensas del
tie1npo, desechando las salidas cruentas, el empleo de la violencia, que
hubieran podido conducir a enfrentatnietttos estériles y destructivos, segu­
ramente a la guerra civil.
En esa estrategia, la C.G.T....