oscuridad

 OSCURIDAD
Está oscuro.
Camino, pero no me muevo.Las piernas me pesan como el plomo y en la cabeza siento el golpeteo de unos pasos inmóviles, que martillean sin cesar, mientrasempieso a sentir frío.Tiemblo, y no tengo modo de calentarme. también los brazos los tengo paralizados.Me duelen, con un dolor que nunca antes he sentido, como si estuvieran a punto de separarse delcuerpo.
Intento gritar, pero no lo consigo. No me sale más que un hilo de voz ronca y desafinada, como el sonido de un instrumento de viento sumergido demasiado tiempo bajo el agua¿Dónde estoy?
Observo que unos ruidos antes lejanos se van acercando cada vez más y sigo temblando, ahora ya también de miedo.
Después abro los ojos y no veo nada.Solóoscuridad.¿Realmente los he abierto?Sí: veo un hilillo de luz abajo, ami derecha.Y oigo voces que me resultan familiares.Del otro lado de la puerta.
Me levanto de golpe y descubro por fin que puedo moverme.Estoy en mi cama.
Respiro despacio, a la espera de comprender la situación.Ha vuelto a suceder.Lafrontera entre sueño y vigilia ya no existe, y las pesadillas son reales, la realidad de uninfierno.El sueño se vuelve realidad. Y también el sueño es un infierno.
Me sucede a menudo, desde el dia del accidente.
Busco a tientas la lampara de la mesita. Es horrible, rosa, con lapantalla de plumas sintéticas.
Lo primero que veo es el cuaderno violeta, que ha caído por los suelos al levantarme de golpe. Lo compré ayer; estaba expuesto en el escaparate de una papelería delcentro, una tiendita de poca monta que no había visto siquiera antes. Habrá sido por el color, violeta, pero enseguida me pareció precioso. Aún no sé qué escribiré en él, o si escribiré algo. Estoycontenta de hacerlo comprado. tenía que hacerlo, y ya está.
Ahora el cuaderno está tirado por el suelo ,desconyuntado entre los libros de texto que repiten, aburridos, las mismas historias...