Pablo escobar

Páginas: 17 (4006 palabras) Publicado: 7 de diciembre de 2011
Por www.kienyke.com
HISTORIA DE PABLO ESCOBAR CONTADA POR POPEYE
Tenía doce años de edad y cinco días cumplidos la mañana en la cual descubrí que por mis venas corría sangre fría. Ese jueves se parecía a cualquier otro, pero no fue igual. A la salida del colegio, ante mis ojos y frente a mi heladería favorita, fui testigo de cómo dos hombres, machete en mano, se enfrentaban a muerte. Uno deellos se resbaló y allí, al borde mis pies y mi niñez, con sevicia, uno le dio al otro un machetazo en la yugular. La sangre salía a borbotones. La gente se escondía ante el horror. Pero yo no. No corrí. La sangre me fascinó. Esperé hasta que la victima falleciera y el victimario comenzara a huir. La larga lámina del arma, plana y brillante, casi medieval para mi inocente mirada, quedó manchada delcolor rojo oscuro de la sangre derramada. La mano de aquel tipo temblaba sin dejar de aferrarse al mango del machete. Salpicado de muerte, el hombre se vio sorprendido por mi impávida presencia, no me quitó los ojos de encima durante unos segundos, casi eternos.
Yo le sostuve la mirada hasta que escapó. Caminé a paso lento, despacio y en silencio me fui a casa. Así perdí la inocencia y volví anacer para el mundo que me tocó vivir, no aquel que mi madre soñó para el pequeño Jhon Jairo Velásquez Vásquez, sino el que me encontré en la calle y en lo más profundo de mi condición humana. A partir de ese día, yo ya no fui el mismo. Poco a poco y sin notarlo, comencé a transformarme en ‘Popeye’.
Mi primera misión para el Cartel de Medellín no parecía muy emocionante, sin embargo tuve mirecompensa justo ese mismo día. Llevé a Elsy Sofía hasta una lujosa casa construida al filo de la montaña que rodea el valle de Aburrá por el occidente, la cara moderna de la ciudad, el lugar más exclusivo de Medellín: el barrio el Poblado. Mientras uno sube es inevitable mirar al otro lado, a la montaña del frente, la comuna nororiental, el lugar donde se aprende a ser un matón. La escuela de sicariosmás famosa del mundo.
Por ser la primera vez, Elsy me indicaba en qué esquina girar, por dónde subir o bajar. No debía importarme lo que ella iba a hacer allí, menos el lugar; sin embargo, al acomodar el retrovisor y admirar sus ojos azules, su cabello rubio y sobre todo las dos bellezas que se asomaban por el escote de su blusa, lo pude intuir y hasta imaginar. Cuando se bajó de la camioneta, fueinevitable contemplar cómo sus pies desnudos, perfectos, desfilaban ante mi indiscreta mirada entre unas delicadas sandalias rojas.
Aunque la mujer tenía finos modales y se le notaba la clase, –era la Reina Nacional de la Ganadería de aquel año–, para mí era iguala todas las hembras con las que crecí en el barrio. Las conocí bien, con ropa de trabajo y sin ella. Y, sin lugar a equivocarme, lesaseguro que mujeres como ésta pueden ser, al mismo tiempo, el paraíso y el infierno de cualquier hombre.
La recuerdo de manera fugaz por ser mi primera patrona, pero si confesara cuales fueron las mujeres que marcaron mi vida en la mafia, nombraría sólo dos: Wendy y Ángela María. Wendy me enseñó que las hembras en la guerra son más peligrosas que un balazo en el pecho. Con Ángela María entendí cómoun amor platónico al convertirse en realidad puede terminar siendo, al final, la peor de las pesadillas.
Elsy Sofía me ordenó esperarla dentro de la camioneta y eso hice. Observé desde allí los alrededores de la casa. No había pasado un cuarto de hora y como un fantasma, de la nada, apareció ‘el Patrón’ en persona. Era el mismo Pablo Emilio Escobar Gaviria. ‘El Patrón’ se acercó hasta lacamioneta y puso su mano derecha sobre la puerta. El vidrio estaba abajo. Mirándome a los ojos me preguntó:
–¿Y usted quién es?
– Yo soy ‘Popeye’, el chofer de Elsy, la señorita que acaba de entrar – le contesté emocionado, mirándolo bien fijo y a los ojos; sin dudas. Pablo dejó ver una leve sonrisa, pero una muy leve, apenas si la dejó aparecer. Se separó de la camioneta y entró ala casa. Pude notar...
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