pedro henrriquez ureña
Pedro Henríquez Ureña
Su biografía y su relación con la cultura argentina, carecen de una representación nítida en la imaginación argentina. Acerca de esta ausencia -podría afirmarse, indolenciay desaprensión, más ignorancia- Borges hipotetizó:
Yo tengo el mejor recuerdo de Pedro (...) él era un hombre tímido y creo que muchos países fueron injustos con él. En España, si lo consideraban,pero como indiano; un mero caribeño. Y aquí en Buenos Aires, creo que no le perdonamos el ser dominicano, el ser, quizás mulato; el ser ciertamente judío -el apellido Henríquez, como el mío, esjudeo-portugués-. Y aquí él fue profesor adjunto de un señor, de cuyo nombre no quiero acordarme; que no sabía nada de la materia, y Henríquez -que sabía muchísimo- tuvo que ser su adjunto. No pasa un día sinque yo lo recuerde....
Ernesto Sabato, que también declara el ascendiente y magisterio sobre él del eximio dominicano, evoca en Antes del fin:
Se me cierra la garganta al evocarlo, esa mañana enque vi entrar a ese hombre silencioso, aristócrata en cada uno de sus gestos (...) Aquel ser superior tratado con mezquindad y reticencia por sus colegas, con el típico resentimiento del mediocre, alpunto que jamás llegó a ser profesor titular de ninguna Facultad de Letras de Argentina.
Aún así, Ureña desplegó un papel decisivo en la vida académica argentina, que comenzó el año de su llegada alpaís, en 1924. Primero en la Universidad de La Plata con el filósofo socialista Alejandro Korn, Raimundo Lida, el historiador José Luis Romero y el ensayista Ezequiel Martínez Estrada-, un año despuésjunto al filólogo español Amado Alonso, quien invita a Ureña a trabajar en el Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas, en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires. Así con Ureña (y conAlonso en menor medida), entran al país los estudios hispanoamericanistas, filológicos, estilísticos y lingüísticos; métodos colocando al texto en el centro del análisis.
En 1925 obtiene una...
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