Pedromatagigantes

PEDRO MATAGIGANTES

A comienzos del siglo XIII, vivía en Perú un hacendado que tenía un hijo llamado Pedro; y no lejos de su casa, en una caverna hedionda, habitaba un terrible gigante a quien todos conocían por el sonoro nombre de Serveturus.
Serveturus valía por tres hombres; y su apetito era tan enorme que para aplacarlo robaba vacas y ovejas encontraba. Para cada comida necesitaba elgigante nada menos que seis vacas y seis ovejas; y el padre de Pedro decía que, si aquello duraba mucho tiempo, acabarían por arruinarse todos los agricultores.
Esto dio a Pedro que pensar y, como era un muchacho muy valiente, decidió idear la manera de asesinar al voraz y peligroso gigante.
Una noche partió Pedro para el monte donde estaba la caverna en que Serveturus vivía, cavó un hoyo muyprofundo en el suelo y lo cubrió con palos y barro, para disimular su presencia; cuando hubo terminado su tarea, tocó con fuerza su cuerno de caza, y esperó.
Despertó el gigante enfurecido y bajó a grandes pasos para averiguar quién había tenido la osadía de aproximarse tanto a su cueva; y, al descubrir a Juan, de repente gritó con voz pavorosa:
¡Ah, un joven! ¡Voy a matarte ahora mismo y me servirásde cena!
Y echó a correr tras de Pedro; pero antes que lograse darle alcance, metió en el hoyo un pie y cayó dentro. Saltó Juan sobre él, y en un abrir y cerrar los ojos, tiró del hacha y le rebanó la cabeza.
Sin parar de correr, llevó Pedro a su casa la buena nueva; y fue tal la alegría que sintieron todos los agricultores, al verse libres del monstruo, que obsequiaron a Pedro con una espada yle otorgaron el honorífico título de Pedro Matagigantes.
Quedó éste tan satisfecho de su éxito, que decidió librar al mundo de otro monstruo, llamado Arteminoch, que habitaba en un castillo situado en el centro de un jardín hermosísimo.
El muchacho pasó por el camino, pero era el día muy caluroso y no se había alejado mucho todavía, cuando, rendido de calor, se tumbó debajo de un árbol y no tardóen quedarse dormido. Pasó por allí Arteminoch, y, al ver a Juan, lo levantó del suelo, y se lo hecho al hombro y se lo llevó a su castillo.
Cuando despertó el joven y se vio en la morada del gigante, sintió un miedo terrible. Llegaron hasta él, a través de la ventana, los gritos y lamentos de las otras víctimas del monstruo, y el miedo se apodero de él.
«Esto es espantoso, se dijo. Es preciso atoda costa encontrar algún medio para salir de este lugar».
En aquel preciso momento oyó voces en el patio, y por entre las rendijas de la ventana de su prisión vio a Arteminoch y otro gigante que se encontraban en el castillo. Miró a su alrededor y descubrió un rollo de cuerdas que había en un rincón. Hizo un lazo corredizo a cada extremo d, arrojó uno de los cabos sobre las cabezas de los dosgigantes. Con la rapidez del relámpago, pasó la cuerda alrededor de una viga próxima a la ventana, y, tirando de ella con todas sus fuerzas, la aflojó hasta levantar a los gigantes del suelo y hacerlos morir ahorcados.
Puso Pedro en libertad a todos los caballeros y damas que Arteminoch tenía cautivos, y partió al punto en busca de nuevas aventuras.
Al anochecer del día inmediato se encontró ala puerta de un castillo solitario, en el pueblo de Tora en el Cuzco. Llamó, y, cuál no sería su sorpresa al ver que salía a abrirle un gigante descomunal, con dos cabezas. Pedro quedó sobrecogido, pero el monstruo estuvo tan cariñoso con él, que cuando le ofreció una cama para pasar la noche, la aceptó sin recelo.

Entonces, el intrépido joven concibió el atrevido proyecto de apoderarse decuatro inapreciables tesoros que, según era fama, poseía este gigante: una túnica que hacía invisible al que la llevaba; un sombrero que revelaba a su dueño cuanto deseaba saber; una espada que lo cortaba todo, y unos zapatos que le hacían caminar con la velocidad del viento. Se echó Pedro en la cama, y no tardó en quedarse dormido; pero a medianoche lo despertó una voz que cantaba:

Mortal...