Punto Jombar

Punto Jonbar.
Sebastián Ríos

“del capitulo numero siete el debate sobre el ser y el hacer de la historia ante el cambio de milenio, de Enrique Moradiellos.”

Esta reseña formal expone el debate de la historia tradicional y la nueva historia donde se tocan términos como postmodernidad, psicohistoria, ucronía, y pensamientos de las escuelas elementales en contra de la predilección individualdel estudio histórico de las cosas atípicas.

En mi humilde opinión:

El axioma de verificabilidad material, en calidad de acetato, no obedece al real aroma ecléctico en el que se escribe la estética, el vanguardismo del modo en que me es entendible, concede acontecimientos nítidos pensándose desde una postura mágica, la filosofía tiende a la negación antanaclasica, la mecánica clásicaexpedida en los libros esta interesada en causalidades ortopédicas, pero el vanguardismo dilata el coito dialectico con semejanzas ucronicas que dentro de la literatura son un exótico realismo mágico pero en la Historia en general, la medieval y la urbanística decesos catadióptricos.

Esta vez, presenciamos la metamorfosis de una Historia Tradicional, conjeturada en la placenta quimérica del algebralineal, burdamente cuadrática, el cenobio analista de Febvre, una telaraña gimiente de arquetipos que suceden para ser polímeros sociales, el determinismo malthusiano que es una singular travesía por la longitud existencial del mundo del rozamiento a priori a la margarita bíblica que va dejando lepra de papel como indicio de tiempo, estados solidos de la ideas abstractas, luego Marx, indefiniblessepas Engelsianas, que funcionan en mi humilde anatomía económica bajo procesos de catálisis, las dos grandes nefronas que realizan esta diálisis son la Historia y la Economía Política suponiendo que la arteria anciforme sea la escuela de los annales, la división hacia la pelvis Eric Hobsbawn, las membranas Geoff Eley y Gareth Stedman Jones y la arteria renal el lenguaje semiológico de lasrelaciones bursátiles, estamos frente a un cólico nefrítico de la estética histórica.

Y el calculo renal marxista duele, despedaza el falo cuando el ducto es tan débil y bohemio, el arte en condición fatalista tiene apoplejía en sus inicios cubistas he impresionistas, toda la hechicería gramatical era pagana, el dogma postmodernista blasfemia, porque una fuerte necesidad ética como la verdad,instrumental en los sonidos epistemológicos, no acepta aproximaciones, Derrida a manera de feto, se encierra en un útero esférico sosteniendo una tesis ontológica de carácter negativo, pensando en signos, trazos, rasgos, facciones cotidianas dentro de un lenguaje cuando las definiciones de este son plurales, Derrida y Marx comparten su propia definición simpática de “lenguaje” en una aberrante etimologíagremial, muy coherente en la praxis , mas bien funciona de la misma forma que el sexo marital: monótono, animal y fisiológico; por eso fingiendo un intelectual ocaso de libertad, consiente libertad, la revolución aparece como un síntoma heredado a las primeras escuelas históricas, Ludismos, sangre sobre maquinas de vapor industrial inglesas, violencia campesina hasta la preocupación volátil queinicia con la subjetividad del yo, el psicoanálisis, el Kama Sutra hinduista, el licor de ámbar bajo la luna amarilla de un café judío de París, un grupo de geishas descontentas, una poesía individual que al tiempo es la secuela envidiosa del artefacto nación, Schama lo desnuca así: el espacio para una novela histórica donde pueda imaginarse las consecuencias de manera libre, como ¿Por qué María nousaba anticonceptivos? Eric Hobsbawn y su escuela deberían evaluar ontológicamente actitudes como la lucha de clases para muchos nefasta para otras personas una realidad cotidiana, deberían especular un análisis psiquiátrico de la plusvalía y porque sus consecuencias se manchan de sangre, el carácter homicida, puede ser una densa y mortal eutanasia al afirmar que estos personajes eran ajenos...