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Páginas: 49 (12116 palabras) Publicado: 12 de mayo de 2014
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H. P. Lovecraft
LA LLAMADA DE CTHULHU


Es concebible que tales potencias o seres hayan sobrevivido...
hayan sobrevivido a una época infinitamente remota don­de...
la conciencia se manifiesta, quizá, bajo cuerpos y for­mas que
ya hace tiempo que se retiraron ante la marea de la ascendente
humanidad... formas de las que sólo la poesía y la leyenda han
conservado unfugaz recuerdo con el nombre de dioses,
monstruos, seres míticos de toda clase y especie...

ALGERNON BLACKVOOD


1. EL BAJORRELIEVE DE ARCILLA

No hay en el mundo fortuna mayor, creo, que la incapaci­dad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella. Vivimos en unaisla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes. Las ciencias, que siguen sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la endeble posi­ción que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que enloqueceremos ante larevelación, o huiremos de esa fu­nesta luz, refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas.
Algunos teósofos han sospechado la majestuosa gran­deza del ciclo cósmico del que nuestro mundo y nuestra raza no son más que fugaces incidentes. Han señalado ex­trañas supervivencias en términos que nos helarían la san­gre si no estuviesen disfrazados por un blando opti­mismo. Pero noson ellos los que me han dado la fugaz visión de esos dones prohibidos, que me estremecen cuando pienso en ellos, y me enloquecen cuando sueño con ellos. Esa visión, como toda temible visión de la ver-
dad, surgió de una unión casual de elementos diversos; en este caso, el artículo de un viejo periódico y las notas de un profesor ya fallecido. Espero que ningún otro logre lle­var a cabo esa unión;yo, por cierto, si vivo, no añadiré voluntariamente un solo eslabón a tan espantosa cadena. Creo, por otra parte, que el profesor había decidido, tam­bién, no revelar lo que sabía, y que si no hubiese muerto repentinamente, habría destruido sus notas.
Tuve por primera vez conocimiento de este asunto en el invierno de 1926-1927, a la muerte de mi tío abuelo, George Gammel Angell, profesorhonorario de lenguas semíticas en la Universidad de Brown, Providence, Rhode Island. El profesor Angell era una autoridad vastamente conocida en materia de antiguas inscripciones y a él ha­bían recurrido con frecuencia los conservadores de los más importantes museos. Muchos deben por lo tanto re­cordar su desaparición, acaecida a la edad de noventa y dos años. Las oscuras razones de su muerte aumentaronaún más el interés local. El profesor había muerto mien­tras volvía del barco de Newport, y, según afirman los tes­tigos, luego de recibir el empellón de un marinero negro. Éste había surgido de uno de los curiosos y sombríos pa­sajes situados en la falda abrupta de la colina que une los muelles a la casa del muerto, en Williams Street. Los médicos, incapaces de descubrir algún desorden orgánico,concluyeron, luego de un perplejo cambio de opiniones, que la muerte debía atribuirse a una oscura lesión del co­razón, determinada por el rápido ascenso de una cuesta excesivamente empinada para un hombre de tantos años. En ese entonces no vi ningún motivo para disentir de ese diagnóstico, pero hoy tengo mis dudas... y algo más que dudas.
Como heredero y albacea de mi tío abuelo, viudo y sinhijos, era de esperar que yo examinara sus papeles con cierta atención. Trasladé con ese propósito todos sus ar­chivos y cajas a mi casa de Boston. El material ordenado por mí será publicado en su «mayor parte por la Sociedad Americana de Arqueología; pero había una caja que me pareció sumamente enigmática, y sentí siempre repugnan­cia a mostrársela a otros. Estaba cerrada, y no encontré la llave...
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