Rafael Herrera Valle - Una Semblanza Sobre Mi Madre

SEMBLANZA DE UNA PERSONA A LA QUE SIEMPRE AMARE;
UNA SEMBLANZA SOBRE MI MADRE.

Rafael Alfonso Herrera Valle

Todo ser humano debería; alguna vez en su vida, escribir sobre las cosas lindas y bellas del ser que le dio la vida, de quien paso largas noches de desvelo, de quien también padeció sus enfermedades; de su madre.
A sus diecisiete años, Isabel (la Chabe como la llamaba mi abuela)soñaba con casarse con el príncipe azul que la hiciera feliz; pero ante todo, que la sacara de la paupérrima vida a que estaban sometidas la mayoría de las jovencitas de la época. Príncipe Azul que jamás llego.
Por motivos hoy entendibles, Isabel, por querer ser mujer aun siendo una niña, resultó embarazada de su novio también adolescente; embarazo que para finales de los años 40 en unaadolescente soltera de diecisiete años solamente podría tener dos efectos: el aborto o la estigmatización y el rechazo de la sociedad tanto para la adolescente como para su núcleo familiar.
Ante tal situación, mi Madre tomo la muy laudable decisión de no interrumpir su embarazo y tener al hijo que llevaba en su vientre a pesar de las adversidades que tal acción le acaecería. Así fue como vine al mundo.Gracias Madre.
Al terminar su embarazo y dar a luz, mi madre tomo otra sabia decisión; realizar estudios nocturnos para obtener el título de oficinista, estudios que en esa época significaban el tener que aprender y capacitarse en mecanografía, taquigrafía y elementos básicos de teneduría de libros contables; y si bien, tal capacitación requería dedicarse durante todo un año al estudio, hay quereconocer el gran sacrificio que implicaba el cuidar un recién nacido, ayudar a mi abuela en las labores diarias de una casa y asistir por las noches a estudiar; teniendo que viajar por senderos oscuros, de noche y a pie, a lo largo de más de diez kilómetros. Todo con el propósito de educarse, obtener un mejor trabajo y salir adelante junto con su hijo y su madre.
Al año siguiente de haberiniciado sus estudios, ya graduada, mi Madre logró obtener su primer empleo como secretaria en una venta de electrodomésticos propiedad de un señor al cual llamaban Mr. Ibot; no por ser norteamericano según me dijo mi Madre; sino por lo chele y porque cuando llegaba algún cliente, a comprar algo, Mr. Ibot solía preguntarles ¿i bot, que deseas?. Un año después de trabajar como secretaria en el negociode Mr. Ibot, debido a su buen desempeño y a las recomendaciones de su empleador, mi Madre logro incursionar como secretaria en la Administración Publica, específicamente como oficinista en el entonces Ministerio de Industria y Fomento, regional de San Miguel al oriente del País; lugar de nacimiento y residencia de mi Madre y de mi abuela.
Fue exactamente el día nueve de mayo de mil novecientoscincuenta y cinco; el mismo día en que yo cumplía mi quinto año de vida, cuando mi Madre le dio la noticia respecto a que le habían otorgado una plaza como oficinista en el entonces Instituto de Vivienda Urbana (IVU) en San Salvador; lo que implicaba tener que trasladarse a vivir a la capital, dejarme al cuido de mi abuela y viajar todos los fines de semana a San Miguel para poder estar con suhijo; o sea yo. Mi abuela; desconfiada por naturaleza, se puso en contacto con Doña Kata, amiga de su juventud que vivía en San Salvador, para consultar la posibilidad de que le alquilara una habitación a mi Madre y de esa manera tener algún tipo de control sobre ella.
Con un estoicismo admirable, sin darse lujos o satisfacer caprichos; viajando religiosamente todos los viernes por la tarde desdeSan Salvador a San Miguel y de regreso los lunes a la tres de la mañana; después de siete años, por fin mi Madre cumplió con la promesa que nos hizo a mi abuela y a mí, antes de trasladarse a trabajar a San Salvador: “Me voy para San Salvador, a trabajar muy duro para lograr un futuro mejor y mas promisorio para nosotros”. Siete años después, mi Madre nos sacó de la muy humilde casita que era...