Rafungo

NOVELA
AUTOR: EDUARDO ZÚÑIGA OLIVARES
A veces uno quiere regresar; y a veces permanecer en el tiempo. Pero es verdad, sí se puede, porque la mente lo permite todo. Sin embargo, hay un problema… que ningún ser vivo es eterno en esta vida. Digo esta reflexión porque quiero llevarlos a mi imaginación. A la parte estacionaria de mi cerebro. Era una de esas mañanas en que cada cosa sucede y nadiese da cuenta en que el sol brilla sin brillar, niños que corren sin correr y el tiempo que pasa sin pasar. A lo lejos se ve una nube de polvo del camino. Se escucha el ruido de una carreta a media velocidad. Se fue acercando poco a poco hacia el lugar donde se estacionan para esperar la llegada del Angelus, un barco comercial, que tiene la ruta del Caribe a Europa y viceversa. En el puerto de laGuaira hacía una brisa cálida y salina. El ambiente era como festivo, pero para mí era un día idéntico a otros. Pero noté que había algo diferente en el ambiente. No sabía qué, pero sabía que allí estaba. Yo, un muchacho nacido en las costas de Naiguatá, un pequeño pueblo pesquero, con una sola calle, una escuelita en la que aprendí a leer y a escribir. Soy el segundo de cinco hermanos de los cualesdos son hembras. Mi padre, un pescador; sin futuro de fortuna, borrachín y mujeriego. Mi madre, una mujer vieja; desgastada por el tiempo, soportando maltratos verbales y físicos de él. Mis hermanas son las menores de todos, pero también, son el dolor de cabeza de la familia porque ya están enamoradas. Bueno, la puerta del coche se abrió. Lentamente salió una mujer morena, de contextura gruesa,con vestido de encajes y una sombrilla negra con blanco. Más atrás, unos niños con ojos avivados y mirando fijamente hacia el barco del que ya descendían varias personas, cuando de repente uno de los niños dice: “¡Mira... mira… mamá! ¡Allí está… allí está!”, como queriéndose escapar del lado de su madre. “Quédate quieto mijo, que ya la vi.”, responde la madre sujetándolo con fuerza. Como yoestaba cerca de ellos volteé para ver quién era. De momento, no le veía muy bien el rostro. Pero a medida que se fue acercando, vi que era una muchacha muy bella de buen aspecto; ataviada con un paraguas rosado y un sombrero grande y adornado con flores blancas. Y ella sonrió, apenas asomando los dientes. Una de las formas en que yo me gano la vida es de caletero. “Señorita, disculpe… ¿podríaayudarla con las maletas?”. _ le pregunté a la joven recién llegada_. “No gracias… ya viene alguien que me ayudará.” _Me responde ella, con un tono de desconfianza_. De repente, llegan los niños corriendo hacia la dama abrazándola con desesperación y alegría. “¡Hermanita, hermanita, ya llegaste… por fin, por fin!”. Y ésta a su vez le dio un beso a cada uno en la mejilla. En un breve instante, seacercó la madre de los niños; y abrazando a la joven se escuchó un llanto. La joven dice: “¡Madre, vine lo más pronto posible! ¡Traté, pero no pude llegar más a tiempo! ¡Perdóname por favor! ”. A eso su madre responde: “¡Lo perdimos hija mía…lo perdimos! ¡Ya no está con nosotros… tu padre murió ayer por la noche! ¡Preguntó muchísimo por ti, y me pidió que te diera su bendición!”. Las dos mujeres sefueron caminando poco a poco hacia la carroza que iba trasladar a su padre hacia el cementerio. En ese instante se percatan de las maletas. “¿Y el señor Oscar?”. _pregunta la joven a su madre_. “Ay hija con tantas diligencias no pudo venir”. _ le contesta su madre_. “¡Pero mamá, ¿cómo hago con mi equipaje?!”. “Ay hija…no sé. Porque el que maneja la carroza es un déspota. Porque por el solohecho de pedirle el favor de venirte a buscar, y eso que le dije que le pagaba, me salió con una patada. Y ahora mucho menos decirle que nos eche una mano”. En ese instante la joven dirige su vista hacia el panorama, y al observar, hace unas señas con sus brazos. En un instante quedé confundido pero rápidamente entendí. “¿Para qué puedo servirle señorita?”_pregunté en tono amable_. “Ay… qué pena...