Seijilofa

“...Estaba nadando, en medio de un mar infinito. Sola y confundida. Comencé a nadar, pero algo me tomó de los tobillos y me hundió hasta el fondo. Del oscuro mar, pasé a caer en medio de la nada, unanada en la que comenzaron a surgir imponentes muros que me rodearon. Comencé a correr por este laberinto recubierto de enredaderas y flores blancas.
Pensé que nunca podría salir, por que a medidaque avanzaba los muros se hacían cada vez mas grandes. Intenté escalar pero fallé, y continué corriendo. Corrí, corrí hasta llegar a un sauce llorón que obstruía la salida. Me asomé por encima de susramas pero volví a caerme. Esta vez llegue a una galería de arte, repleta de personas sin rostros que dialogaban entre si, y me excluían del grupo. Me sentí triste y solitaria, pero decidí ignorarlos.Recorrí ese corredor y observé con atención esos cuadros que me dieron escalofríos. Imágenes de las que yo participaba. Me vi pintada por Goya, llorando en los fusilamientos en la montaña del príncipePío; en un domingo de verano en la Grande Jatte, por Seurat; en el amanecer de Thomson. Me vi pintada en oleos de Rendir, Rafael, Da Vinci, y tantos más.
Seguí caminando, un poco aturdida, ya que enesas personas se formaron ojos, narices, bocas, y comenzaron a mirarme y a caminar lento detrás de mí. Empecé a correr de nuevo, asustada, ya que todos los que me seguían eran personas que yo conocía,mis padres, mis amigos, mis vecinos, mis hermanas, todos, incluso gente que jamás conocí. Pero no eran para nada amigables, me miraban con furia, rabia.
Escapé corriendo, pero ellos me siguieron, metironeaban de mis ropas y mis cabellos. Me siguieron fuera de la galería hasta un campo de trigo, “¿¡Un campo de trigo!?”, en el que el sol era muy fuerte. Comenzaron a llover árboles y ese campo sevolvió un bosque, de árboles gigantes, con copas frondosas y verdes. Corrí esquivando las ramas, pero a ellos no parecía importarles que les golpearan en la cara. Encontré una secuoya que parecía...