Sierra de Atzalan

Sierra de Atzalan


Por Víctor Hugo Descomps Flores


El canto del gallo anuncia el inicio de un nuevo día. Puede ser martes, tal vez sábado, porque en Guadalupe Victoria todos los días de la semana, y del mes y del año son iguales. Veintisiete miserables jacales componen el pobre asentamiento, acaso la comunidad más alejada de la cabecera. En el municipio de Altotonga aún hay muchapobreza.
En la colonia ejidal Guadalupe Victoria, enclavada en el punto más alto del conjunto montañoso denominado Sierra de Atzalan, todos los jefes de familia son campesinos. Se cultiva el maíz y el frijol, se practica el autoconsumo; se crían gallinas, conejos y guajolotes. Sentarse a la mesa en una morada de esta localidad puede resumirse en el siguiente protocolo: el hombre arrastra un pequeñobanco junto a unas sucias tablas de madera, sobre las cuales ya descansan en una servilleta de tela las tortillas recién paridas. La mujer, silenciosa, se ocupa del fogón, mientras los hijos con ojos hambrientos examinan el rostro de su padre. Él no los mira, se limita a comer, sólo con un ademán le indica a su vieja que le sirva otro trago de agua. Al terminar el hombre hacen lo propio la mujer ylos hijos, intercambiando frecuentemente alguna sonrisa.
Muy pocos niños del lugar recibieron la visita de los Reyes Magos, a pesar de observar buen comportamiento. Muchos de ellos se entristecieron cuando la maestra les preguntó sobre sus regalos, pero consideraron que difícilmente los santos podrían guiarse hasta un lugar tan alejado; además el pino de Navidad de su casa es sólo una ramacubierta de algodón. Cuando don Leoncio salió a buscar la más apropiada para tal propósito, su mujer no podía dejar de pensar que la Navidad ha traído desgracias al pueblo.
En la Nochebuena, Ramona sirvió la cena como siempre a las 7:30 pm. Para esta ocasión fue sacrificado el guajolote más gordo. Pero le pidió mucho a su Dios para que él no saliera de casa a beber aguardiente en la única tienda dela localidad, no fuera que enervado por el alcohol jalara el gatillo de la pistola 9mm para uso exclusivo de las fuerzas armadas que compró hace dos años en siete mil pesos, la cual ahora le pertenece. Ningún operativo se la decomisará, es más, Leoncio nunca ha oído hablar sobre la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. Sabe de la mariguana, eso sí, pero no se siente culpable por permitir quemedia hectárea de su parcela esté sembrada de ella. -“Seguramente la hierba se la fumarán los gringos, no mis hijos ni mis parientes”-, piensa; además se le pagó por adelantado para que lo permitiera y con el dinero pudo comprar la mula y el rifle.
Hace cinco años que tienen luz eléctrica y como si no la tuvieran, pero en forma milagrosa, tan pronto se retiraron los camiones de la CFE, por lasinuosa brecha recién raspada subió hasta las alturas el camión repartidor de Coca-Cola. Ahora en la tienda de Arnulfo además de petróleo, detergente, sardina y galletas Marías también se venden refrescos. Los niños están muy contentos, sonríen al ver el Santa Claus de Habdom Sundblom impreso en las etiquetas de las botellas.
En la escuela primaria “José Vasconcelos” la maestra labora mañana ytarde. No tiene otra opción para mantenerse ocupada, ya que Autotransportes Estrellita S. A. de C. V. únicamente envía un autobús cada tercer día, el cual parte de Martínez de la Torre y regresa a la mañana siguiente tras descender 72 kilómetros en aproximadamente tres horas. A pesar de las largas jornadas escolares, los niños no saben a quién pertenece el nombre de su escuela. La maestra tampoco estámuy segura, pero ha visto su fotografía en los calendarios escolares y está convencida de que algo ha escuchado acerca de un proyecto denominado “Vasconcelos”. Los lunes no hay clases, seguramente porque en la supervisión escolar hay “papeles” que elaborar.
En Guadalupe Victoria no hay panadería, ni peluquería, ni carnicería, pero las mujeres saben cortar el cabello a sus hijos y los hombres...