The Walking dead - Road to Woodbury
Llega la segunda novela de The Walking
Dead. Descubre cómo Philip Blake se convierte
en el amo de Woodbury.
En la primera parte nos enterábamos del
terrible pasado del Gobernador, esta segunda
novela nos relata cómo es que Philip Blake llega
a ser el líder de Woodbury. No será fácil, hay
quienes no confían en Philip y sus propósitos...
ni tampoco en los extraños sonidos quesalen de
su piso.
Philip está decidido a transformar
Woodbury en un refugio de la pesadilla
postapocalítica que lo rodea, y hará lo que sea
para asegurarse de que sus planes vean la luz.
Incluso si eso incluye matar a los que mandan...
Robert Kirkman y Jay
Bonansinga
THE WALKING DEAD:
WOODBURY
Título Original: The Walking Dead: Road
to Woodbury
Traducción: TraduccionesImposibles, S. L.
Autor: Kirkman, Robert y Bonansinga, Jay
©2012, Timun Mas
Colección: The Walking Dead
ISBN: 9788448006358
Generado con: QualityEbook v0.59
A Jilly (L’amore della mia vita)
JAY BONANSINGA
PRIMERA PARTE
Amanecer del día rojo
La vida duele mucho más que la
muerte.
JIM MORRISON
Capítulo 1
Nadie en el claro oye a los merodeadores
acercarse desde los árboles.
El tintineometálico de las estacas de las
tiendas clavándose en la tierra arcillosa y fría de
Georgia ahoga los pasos lejanos; escondidos en
las sombras de los pinos cercanos, los intrusos
todavía están a casi quinientos metros. Nadie oye
las pequeñas ramas romperse azotadas por el
viento del norte, ni los delatadores gemidos
guturales, tan débiles como los somorgujos tras
las copas de los árboles.Nadie detecta el rastro
de los hedores de la carne putrefacta y del moho
negro marinando en heces. El olor penetrante a
leña quemada y fruta en descomposición de la
brisa de media tarde enmascara el olor de los
muertos vivientes.
De hecho, durante un buen rato, ni uno solo
de los colonos del floreciente campamento nota
ningún peligro inminente; casi todos los
supervivientes están ocupadosinstalando luces
de refuerzo hechas con objetos que han
encontrado, como traviesas, postes de teléfono y
trozos oxidados de acero.
—Es patético... Mírame —comenta con un
gruñido de exasperación la mujer esbelta con
coleta, acuclillada de forma extraña junto a un
cuadrado de tela de tienda de campaña salpicado
de pintura y doblado en el suelo de la esquina
noroeste. Se estremece bajo unaamplia sudadera
del Instituto Tecnológico de Georgia, joyas
antiguas y vaqueros rotos.
Rubicunda y pecosa, con el pelo largo y
castaño que cae en mechones trenzados con
plumas pequeñas y delicadas, Lilly Caul es un
saco de tics nerviosos, que incluyen desde
colocarse sin parar mechones de pelo detrás de
las orejas hasta morderse las uñas
compulsivamente. Coge más fuerte el martillo
consu pequeña mano y golpea una y otra vez la
estaca de metal, resbalando al dar en la cabeza
como si la hubieran engrasado.
—No pasa nada, Lilly. Relájate —dice el
hombre corpulento, mirando desde atrás.
—Hasta un niño de dos años podría hacerlo.
—No te machaques así.
—No, preferiría machacar otra cosa. —Da
un par de golpes más, cogiendo el martillo con
las dos manos. La estaca no semueve—. Es esta
dichosa estaca.
—Coges el mango del martillo demasiado
arriba. —¿Que hago qué?
—Pon las manos hacia el extremo del
mango, deja que la herramienta trabaje por ti.
Más golpes.
La estaca salta del terreno duro, sale
volando y aterriza a tres metros.
—¡Maldita sea! ¡Maldita sea! —Lilly golpea
el suelo con el martillo, baja la mirada y suspira.
—Lo estás haciendo bien, chiquilla.Deja
que te enseñe.
El hombre corpulento se acerca a ella, se
arrodilla y le quita el martillo con delicadeza.
Lilly retrocede, negándose a entregar el
utensilio.
—Dame un segundo, ¿vale? Puedo hacerlo.
Sé que puedo —insiste, sus hombros estrechos
se tensan bajo la sudadera.
Coge otra estaca y vuelve a empezar.
Golpetea la cabeza titubeante. La tierra se
resiste, dura como el...
Regístrate para leer el documento completo.