Tokyo ghoul

Uno de los animes que más expectación causaba antes de que empezase la temporada de verano era Tokyo Ghoul, pues su manga ya tenía un gran número de seguidores y además en la obrase trataba una de las temáticas más atrayentes para la mayor parte del fandom que tiene la animación japonesa, es decir, el gore. Sin embargo, esta adaptación apenas conseguíadespertar algún interés en mí, y es que aun teniendo unos tráilers muy vistosos, el estudio que se encargaría de llevar el manga a la televisión era ni más ni menos que Pierrot, una de lascompañías de animación que menos me gustan debido a su repulsiva manía de destrozar obras enteras.
No obstante, el primer episodio de la serie me sorprendió un montón, ya que no meesperaba que su estudio pudiese dotar a Tokyo Ghoul de una ejecución y de una calidad de animación tan buenas; era evidente que la historia no destacaría por su originalidad, peropodría convertirse en un anime muy disfrutable y absorbente, o eso era lo que creía…

Ese brillo que desprendía el primer episodio no volvió a aparecer en lo que quedaba de anime, yademás rápidamente pasó de entretenerme a aburrirme, principalmente por culpa del poco desarrollo que sufren los personajes, de los repentinos cambios de ritmo y de la falta de unobjetivo claro.

A lo largo de la historia muy pocos personajes lograron ganarse mi interés, algo que considero esencial para poder disfrutar de un anime, y lo peor es que elprotagonista no me importaba ni lo más mínimo, pues salvo unos ínfimos momentos de lucidez, su personalidad apestaba a la de un perdedor y en general era la antítesis del carisma, algo queen un anime de acción como este puede ser fatal. La coprotagonista tampoco me gustaba, y es que con su forma de ser tan borde y arisca me resultaba imposible cogerle cierta simpatía.