vae victis

VAE VICTIS
“¡Cuán difícil resulta para el vencido en guerra poder dar la versión de lo ocurrido…!”
Breno, (IV, a.c.)

Navegando a través del tiempo, suspendida en un eco inmortal, una frase melancólica resume la historia de la humanidad entera… “¡Ay de los vencidos!” Grita aún en la lejanía, con una voz tan débil que se ha convertido en sollozo, aquel galo, Breno, capaz desitiar Roma.

Resonando entre los peñascos del espíritu humano, la sentencia se cuela una y otra vez; de hombre en hombre, de civilización en civilización, hasta llegar a los corazones mexicas.

“¡Ay de nosotros!” llora un indígena al que antes le tocó ser vencedor, mientras escucha entre la plegaria silenciosa de las ciudades cayendo, el gemido de los dioses que antaño tuviesen la voz deltrueno. Entre los suspiros de dolor, no escuchó jamás el conquistador súplica alguna.

¿Por qué empezar entonces este ensayo con una frase en latín, ancestro del colonizador? ¿Por qué citar al vencedor de los romanos? ¿No son suficientemente fuertes nuestros icnocuícatl para sostener cualquier argumento?

Desde la distancia, la antigua Roma y la lejana Tenochtitlan pueden parecer ajenas; sólopueden. ¿No fueron ambas, soberbias águilas imperiales, vencidas después de haber vencido tantas veces? ¿No fueron ambas sitiadas por el enemigo? Sí, y en el dolor de la derrota se volvieron hermanas.

“¡Cuán difícil resulta para el vencido en guerra poder dar su versión de lo ocurrido…!” Farfulla de nuevo Breno, con palabras que casi compadecen al enemigo derrotado, que no deja de luchar hasta elfinal. Pues aún entre conquistados y conquistadores existe el respeto hacia el guerrero feroz, el enemigo invencible, que ni subyugado habrá de rendir su espíritu.

Mientras mira al imperio desplomarse, desde la seguridad de la victoria, el conquistador entristece, y la voz se le llena de nostalgia; algún día habrá de ser vencido… y caerán ante él, todas sus victorias…

Sí, es difícil para elvencido relatar su fracaso, porque al hacerlo, el relato construye una y otra vez la realidad de su vencimiento; construye una y otra vez su destrucción. Resulta entonces, terriblemente difícil, pero a su vez, terriblemente necesario: ahí está también la evidencia de que luchó hasta el final, enfrentando la muerte por el amor a la vida, a su vida; ahí está de igual manera la esperanza; la idea deque pudo ser distinto… de que pudieron salvarse.

¿Y cómo habrían podido los mexicas, aquel pueblo habitante del ombligo de la Luna, no advertir la inminente catástrofe, cuando el universo entero se estremeció ante el evento, dando señales a los indígenas para que se preparasen?

Ocho signos terribles, ocho presagios funestos, gritaron en el horizonte, “¡Ay de los vencidos!”, diez años atrás;los dioses dieron el grito de guerra, quizá rogando en esta ocasión a sus adoradores, para que les salvasen de la mutilación que les esperaba… Tal vez hasta los dioses temían.

De un mundo viejo, lleno de sombras y degeneraciones, llegaron los nuevos dioses; cubiertos de sangre e inmundicia, a destruir el mundo nuevo, el mundo virgen. Cargados con sus espadas, cargándolos sus caballos,llegaron al centro de la Luna, tan sólo para convertirla en polvo.

“La Visión de los Vencidos” es sin duda vigente, es un cántico triste que se repite en el corazón de cada mexicano. Conquistados por los españoles, las heridas en el espíritu mexica están aún lejos de cicatrizar.

Arrastrados por una potencia decadente que gastase las riquezas del que antes fuera el Imperio Mexica tan sólo enenvanecer su ciudad, mientras a su paso fustigaba aplastantemente la cultura y la tradición, fuimos llevados paso a paso hasta el abismo de la confusión nacional.

Esclavizados y denigrados, los indígenas conquistados no pudieron más que abrir una y otra vez, llagas dolorosas como la masacre en la fiesta de Tóxcatl; añorando victorias, aunque fuesen parciales, que les hicieran perpetuamente...