201402CAF214 2009 15
Alfredo Alonso García
Universidad de Cantabria
El pensamiento de San Agustín de Hipona (354-430) no puede ser olvidado si pretendemos abarcar con profundidad la cuestión sobre la libertad del
hombre. Sus enseñanzas, cimentadas sobre sólidos principios metafísicos,
sostienen que para la perfección de la libertad humana es preciso el concurso
de la graciadivina. Así pues, presento algunas de sus reflexiones sobre la
relación entre la libertad y la gracia, las cuales respondieron con brillantez a
ideologías que cuestionan la natural imbricación entre el libero arbitrio y la
gracia divina, como la maniquea, que duda de la bondad intrínseca de la libertad, y la pelagiana, que discute el valor que la gracia divina posee para la
obtención de lafelicidad y la salvación del hombre.
1. Libre arbitrio y libertad
El “problema” de la libertad es tan antiguo como el hombre mismo, por lo
que preguntarse por ella es detenerse a considerar “algo” que afecta a la intimidad de la naturaleza del ser humano. Así, la libertad nace de su condición
espiritual como “signo de la imagen de Dios en el hombre”. El hombre al
abstraer el conocimiento de lo materiallo transciende y lo entiende como algo
distinto de su “yo”. Gracias a esta capacidad la voluntad usa de la libertad
para elegir lo más conveniente para plenamente alcanzar su fin como hombre,
que es su Bien. Ahora bien, la libertad recibe una doble influencia para elegir
los medios para la realización de su vocación humana: una, que implica “ser
libre-de” condicionamientos (físicos, políticos,sociales, etc.) que
obstaculicen conseguir el objetivo propuesto, y otra, “ser libre-para” disponer
de sí mismo para la realización de los auténticos valores humanos.
El concepto fundamental sobre la libertad para San Agustín es el de fin,
porque la libertad no es un valor absoluto sino un medio “para” alcanzar el
fin propio del hombre que es el Bien Supremo (Dios). Para entender como
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DavidGonzález Ginocchio
lograrlo, diferenciamos dos niveles de libertad en el hombre: 1) La voluntad
del hombre de modo natural se inclina a buscar el Bien que le permita vivir
felizmente, y lo consigue al usar un primer grado de libertad, conocido como
“libre albedrío”, que debemos entender como la capacidad de elección. Esta
humana libertad es natural y necesaria porque el hombre no puede dejar dequerer ser feliz. Y, 2) la voluntad del hombre no se contenta con la felicidad
si, además, puede optar por la plenitud de la vida: el sumo Bien. Así el hombre tendrá que ejercitar una verdadera libertad, y que no es otra cosa —siguiendo al filósofo africano— que la liberación de la inclinación de la naturaleza humana por el pecado mediante la gracia de Cristo. “La libertad es importante para todohombre […]. La libertad de algún modo está ligada con la
dialéctica entre el hombre y Dios, que ha querido comunicar y dialogar con
los hombres libres. Por eso, el pensador [San Agustín] que primero vio la
Historia como un proceso de la tensión entre lo natural y lo sobrenatural, está
situado estratégicamente para hablarnos de la libertad. Más aún, San Agustín
estuvo interesado en enseñar no sólo elsignificado de la libertad, sino en
mostrar cómo se puede personificar la libertad”1. Así, la “libertad” es perfección y plenitud del “libre albedrío” porque en ambos niveles de libertad
hay voluntad para adquirir el fin del hombre. En el “libre albedrío” esta voluntad es dinamismo del espíritu orientado naturalmente al Bien; mientras que
la voluntad de la “libertad” es plena, en tanto que estáauxiliada por la gracia
divina2.
Llegados a este punto, una breve consideración. Si el hombre puede elegir
entre el acierto y el error; y si la Ley, como norma racional para alcanzar el
Bien, indica lo correcto, acaso ¿nos excluye la Ley de la posibilidad de no
elegir el Bien (es decir, lo incorrecto), siendo así una limitación de la libertad
humana? El obispo de Hipona respondería que la libertad...
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