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(Reflexiones sobre la adopción I)
"Muchas características que tradicionalmente se han considerado hereditarias son el resultado del ambiente vivido durante la etapa primal."
Por María Berrozpe*
Muchas veces he reflexionado sobre los dos tipos de paternidades: padres adoptivos versuspadres naturales (o biológicos), hijosadoptivos versus hijos naturales. ¿Cuáles son las diferencias? ¿Cuáles las similitudes? ¿Cómo lo vivimos todas las partes? Se me ha ocurrido ir escribiendo estas reflexiones y compartiéndolas con vosotros. Esto me ayuda a sacar de mí pensamientos relativamente “amorfos” para ponerlos en palabras exactas que me ayudan a tener una idea clara de lo que pienso y siento.
“La Mala Semilla”, el Falso “Yo” y elPeriodo Primal
Como hija adoptiva –adoptada a los dos días de nacer en el año 1970- he vivido la adopción de una manera muy diferente a como la viven hoy miles de niños varias décadas más tarde. Los cambios han sido, sin ninguna duda, para mejor. La adopción ha dejado de ser un tabú, algo que ocultar o, en el mejor de los casos, disimular. Hoy se reconoce el derecho de los hijos a conocer su situaciónde hijos adoptados, ya que existe una ley que obliga a los padres a dar esta información. Hoy, muchos padres adoptivos son los que se preocupan de conocer las circunstancias exactas en las que se produzco el nacimiento y posterior cesión de su hijo, para tener toda la información en la mano el día en que su hijo esté preparado para preguntar y querer saber. Hoy se reconoce que la separación de lamadre natural ha dejado una huella - una herida primal - en el bebé adoptado, por pequeño que este fuera en el momento de la adopción.
En mi época la adopción era la segunda opción cuando la pareja no podía concebir de manera natural. Cuando un hombre y una mujer se casaban, ser padres era algo automático y obligatorio. Las mujeres tenían que ser madres ya que para ello eran educadas desde sumás tierna infancia. Cuando ese hijo tan deseado no llegaba, no había más opción que adoptar. Pero lo más deseable era que la adopción pasara lo más desapercibida posible: que el bebé llegara recién nacido y que pasara por natural a partir de ese momento y para el resto de su vida. Se suponía que no tenía que tener ningún recuerdo de su cambio de padres y por lo tanto, en el futuro no tendríaninguna curiosidad ni ninguna necesidad de saber o contactar con su familia biológica.
Hemos de entender que en la época en la que se desarrolló esta actitud había un absoluto desconocimiento sobre la etapa primal del ser humano y su repercusión en la vida adulta. El término “periodo primal” lo acuñó Michel Odent en 1986 y se refiere a la etapa que cubre el periodo de desarrollo intrauterino, parto yprimer año de vida extrauterina. Hasta el momento había una total ignorancia sobre el efecto que tendría esa etapa de nuestro desarrollo en nuestra vida adulta.
Se pensaba que el bebé no sentía, no pensaba y no recordaba. Se llegó al extremo de operar a los bebés sin anestesia, convencidos de su incapacidad para sentir dolor. El bebé recién nacido se veía como una hoja en blanco, sin historiaprevia, que todavía necesitaría unos meses para convertirse en un ser “racional”. Con esta filosofía y falta de conocimiento sobre el desarrollo físico y psicológico del ser humano en esta importantísima etapa de su vida, no es raro que la idea de “herida primal”, recientemente expuesta por Nancy Verrier (en 1993 fue la primera edición de su libro The primal wound. Understanding the adoptedchild),hubiera sonado a cosa de locos. Para llegar a aceptar este concepto han hecho falta muchos estudios en neurología, psicología y biología del desarrollo.
En este contexto, muchos de nuestros padres optaron por “ignorar” la adopción, llegando a extremos realmente absurdos, como en el caso de la típica pregunta en la consulta de un médico: “¿Tiene antecedentes de tal o cual cosa?” a lo que...
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