Alomejor
Hacia la construcción de una Cultura del Cuidado.
Las condiciones de vida actuales en nuestro medio, acentúan peligrosamente algunos rasgos de la conducta humana que, en sí mismos, han sido y son adaptativos para la especie. Por distintas razones, es la adolescencia la etapa de la vida en la que esas conductas exploratorias, de búsqueda de la novedad ydescubrimiento del mundo adulto, suelen volverse paradójicamente en contra. Este artículo de ROLANDO MARTIÑÁ ayudará a reflexionar sobre estas preocupaciones y, principalmente, acerca consejos para la acción.
Desde el principio de los tiempos, los seres humanos hemos debido resolver de algún modo el estado de tensión permanente entre las conductas adaptativas destinadas a preservar laseguridad y las destinadas a explorar lo desconocido. Ambos tipos de conducta estaban al servicio de la supervivencia, ya que ambas eran – y siguen siendo – necesarias para el desarrollo de la vida. Nadie sobrevive si no cuida lo que tiene, y tampoco si no es capaz de buscar alternativas cuando las actuales no alcanzan a satisfacer sus necesidades. En la vida – especialmente la humana – lo que no crecese seca, lo que no avanza retrocede, lo que no se abre se encierra, aunque a la vez tales crecimientos, avances y aperturas conlleven sus propios lados oscuros y sus riesgos.
La adolescencia siempre fue un período crítico en ese sentido. Para decirlo brevemente, es necesario encontrar algún modo de desprenderse del mundo de la infancia (en especial de los padres), desarrollar un guión de vidapropio, sustentado en el familiar pero a la vez diferente y único, y comenzar a interactuar con otros pares y adultos que no necesariamente comparten los mismos valores y códigos, tanto en la escuela como fuera de ella.
Es el momento en el que de algún modo se "descubren" las imperfecciones de los padres y del mundo en general, lo cual suele generar un monto de decepción (que se manifiesta comodepresión, rabia, miedo o confusión), que no siempre es comprendida y atendida por los adultos. Esos seres perfectos e infalibles que tenían todo bajo control y a quienes - aunque se los confrontara - se acudía en busca de protección, explicaciones, recursos, mimos, regalos y orientaciones, demuestran cada vez más ser falibles, estar tan desconcertados como todos y a veces ampliamente superadospor el desafío. Eso, que siempre ocurrió, ahora parecería que ocurre con mayor intensidad, quizá porque la oferta de exploraciones extrafamiliares se ha diversificado enormemente en cantidad y en poder de fascinación.
En realidad, las conductas exploratorias siempre han sido riesgosas. Es parte de su esencia: se trata
de probar lo desconocido, de alejarse de la seguridad de "lo familiar", decomprobar si las alertas de los padres son justificadas o simplemente resultado de su deseo de mantenerlos junto a ellos. Lo que ha cambiado en las últimas décadas es la gravedad de esos riesgos. En parte, por el efecto paradójico que produce la enorme expansión de posibilidades de todo tipo que se difunden vertiginosamente; y, en parte, porque la horizontalización de las relaciones, que es tambiénefecto paradojal del incremento de autonomía, ha ido diluyendo la asimetría esencial adultos – jóvenes, y limando la autoridad de los primeros en cuanto legítimos y autorizados orientadores de los segundos.
Hay una crisis generalizada de las figuras de autoridad. Hemos pasado de la Cultura del Cumplimiento, propia de las sociedades tradicionales y donde de algún modo lo que no estabaprohibido, era obligatorio, a una Cultura de la Transgresión, donde el lema, heredado de los "dorados sesenta", parece ser prohibido prohibir.
Mucho hechos lamentables que han sucedido en los últimos tiempos, nos mueven a renovar la intención de trabajar en estos temas. Sin embargo no es fácil hacerlo, sin caer en lugares comunes o meras explosiones de indignación. Nadie puede dudar que expresiones...
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