Arquitectura historicista en el siglo xix
Arq. Rafael E. J. Iglesia
Espacio Editora, Bs. As., 1985
CAPITULO CERO
Dice Borges que en 1905, Hermann Bahr decidió: "El único deber, ser moderno".
La misma decisión animó en el siglo XIX todos los impulsos de la sociedad europea y sus filiales americanas. Asombrosamente, fue en este siglo y en las postrimerías del sigloanterior, cuando en arquitectura se plasmó una vuelta al pasado que aparentemente desdice a ese impulso general.
Toynbee ha escrito duras frases, contra el historicismo del siglo XIX; los críticos del siglo XX -y los arquitectos de vanguardia del mismo siglo- lo han acompañado. Fergusson, a fines del siglo habló de "arquitectura degradada" y N. Pevsner escribió: "baile de máscara”. Con esto no sellegó a la comprensión.
De nuevo Borges:
"Ser moderno es ser contemporáneo, ser actual; todos fatalmente lo somos. Nadie -fuera de cierto aventurero que soñó Wells- ha descubierto el arte de vivir en el futuro o en el pasado. No hay obra que no sea de su tiempo. . .
¿Por qué el siglo XIX, el siglo del progreso, quiso en arquitectura vivir en el pasado; así como más adelante,otra arquitectura, la nuestra, quiso vivir en el futuro? ¿Por qué esa vana pretensión?
Yo intento aquí desarrollar ideas que faciliten la comprensión de la contemporaneidad del historicismo arquitectónico con su tiempo. Lo que no apunta justificación, a un elogio o a una disculpa. Sólo busco comprender un acto aparentemente desatinado. A pesar de sus ganas de revivir el pasado, el "Juramentode los Horacios" seguirá siendo una pintura de fines del siglo XVIII y la iglesia de La Madelaine, un templo típico de principios del 1900. Ninguno de los dos será romano o griego según las preferencias de sus autores.
Este ensayo intenta, no sin temeridad, arrimar respuestas al problema de esa contradicción.
1- EL ENCUADRE CULTURAL
"La fe del siglo provenía de tres fuentes:una de ellas era el movimiento romántico, acusado en la restauración religiosa, en el arte, en las aspiraciones políticas; la otra fuente, el avance creciente de la ciencia, abriendo nuevos cauces al pensamiento; y la tercera fuente, los progresos de la técnica que cambiaron totalmente las condiciones de la vida humana". (A. N. Whitehead).
Una cultura urbana
El movimiento arquitectónicoque estudiamos se desarrolló durante el siglo XIX, cuando nuestra cultura puede considerarse como casi totalmente urbana. Esta caracterización comenzó luego del derrumbe del Imperio Romano en Occidente, en una Europa devastada y empobrecida, donde imperaba el feudalismo. A principios del siglo XII los habitantes de las ciudades comenzaron a reconocerse como integrantes de un grupo socialparticular, diferente de la nobleza y del campesinado. Por su lugar de residencia, tomaron el nombre de "burgueses", habitantes de los burgos.
L. Mumford ha descripto en "La cultura de las ciudades" el desarrollo de este fenómeno, que terminó por predominar en todo el ámbito de la Europa Occidental. A partir del siglo XVIII el proceso de urbanización se acelera y en el siglo XIX la cultura ciudadanapodía exhibir como su exponente más fastuoso al París del Barón de Haussman y como ejemplo más inhumano a la "Ciudad Carbón" de Carlos Dickens.
Allí, en las ciudades europeas se gestaron los rasgos y las pautas culturales que habrían de imponerse en todo el mundo:
"El trabajo en la época industrial tuvo lugar en el entorno sin precedentes de la gran ciudad; y esto a pesar del hechode que la mayoría de las revoluciones en la industria se desarrollaron en villas industrializadas, de mineros, tejedores, fabricantes de cadenas y clavos y otros trabajadores especializados. En 1750 sólo había dos ciudades en Gran Bretaña con más de 50.000 h. -Londres y Edimburgo- en 1801 ya había ocho y en 1851 veinte y nueve, que incluían a nueve con más de 100.000 h." (Hobsbawn, 86)[1]....
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