Asesorando al adolescente

ASESORANDO AL ADOLESCENTE
Por el Pastor David N. Zamora
Tampa. Florida. EUA

En la medida en que la vida del hombre se torna cada vez más compleja en el orden social, y en particular en el círculo familiar, se hace cada vez más difícil prestarle un cuidado esmerado a un sector descuidado dentro de la sociedad, conocido como la adolescencia.
La mayoría de los sicólogos y sociólogos delmundo, coinciden en la urgente necesidad de atender esta etapa de la vida del hombre. Es un período en el que se experimentan grandes crisis en ambos sexos, como resultado de los cambios sustanciales que ocurren en el orden físico, intelectual, sexual y emocional de los jóvenes.
En el orden social es muy preocupante esta etapa de la vida del hombre por el alto índice de delincuencia juvenil que semanifiesta en esta edad de transición. Hasta la fecha no se tienen estadísticas fiables que permitan asegurar en qué clase social tiene más incidencia el problema de la delincuencia juvenil, porque tienen distinta trascendencia social, en cambio si se ha estudiado la composición de los sexos de la delincuencia juvenil y los resultados demuestran que hay de tres a cuatro veces más varones quehembras en estas pandillas de jóvenes que cometen delitos que son sancionados por la ley de cada país.
La adolescencia es un período de maduración entre la niñez y la condición de adulto, muy propensa para ceder a la tentación del sexo precoz, experimentar las fantasías que producen los estupefacientes o tristemente hacerse dependientes de las drogas, el tabaquismo, el alcoholismo, entre otrasprácticas que denigran la personalidad humana. Pero en el orden positivo, es una etapa fértil de la vida humana, para sembrar valores positivos en el orden moral, social, ético y espiritual.
En las iglesias evangélicas existe una preocupación sobre la atención que se les debe dar a los adolescentes. Atención que no sólo debe ir orientada al aspecto social, sino también al aspecto familiar y sobretodo, al espiritual. El alto índice de deserción de los jóvenes de las iglesias evangélicas, en la etapa de la adolescencia, es alarmante. Incluso, con tristeza observamos a hijos de pastores, de líderes eclesiales, de miembros de las iglesias, que prefieren las calles, los bancos de los parques, las discotecas y otras formas de diversión, que las frías bancas de la iglesia, que el insensible ritualde un culto religioso, que la sermoneada de cada domingo. Para ellos el evangelio y la vida cristiana se torna insustancial, sin atractivo alguno. Su lucha es muy difícil, y más compleja que la de un adolescente cualquiera. Además de estar en el proceso de cambios físicos, intelectuales, sexuales y emocionales, enfrentan la crítica de sus contemporáneos, las ofertas del sexo opuesto, la vergüenzade no ser ni hacer lo que hacen los demás de su edad, entre otras presiones más.
A pesar de lo consciente que estamos todos de esta urgente y vital necesidad, no existe, en la mayoría de las iglesias, un programa de apoyo sistematizado a esta etapa de la vida de los jóvenes en nuestras iglesias.
La iglesia evangélica ha experimentado en estos últimos veinte años un crecimiento significativo, apesar de que estamos viviendo los últimos tiempos profetizados en la biblia. Este inusitado crecimiento eclesiástico trae aparejado el inmediato nombramiento de pastores, misioneros, líderes y laicos que asumieron el pastoreo y el liderazgo de nuevas congregaciones; y que en un por ciento considerable e importante, un gran número de ellos no contaba con el conocimiento teológico y la experienciaeclesiástica práctica para enfrentar tales tareas, pero que de alguna manera, las circunstancias del momento exigían esos procedimientos, sin ignorar la cuota de riesgo que se corre en tales decisiones, en el orden teológico-práctico.
Sumado a esta realidad inobjetable, se debe reconocer la tendencia eclesiástica de establecer programas adulto-céntricos, es decir, centrados solamente en los...