El gato del Brasil.En una desgracia para un joven tener aficiones caras, grandes esperanzas de riqueza, parientes aristocráticos, pero sin dinero contante y sonante, y ninguna profesión con que podrá ganarlo. El hecho es que mi padre tenía una confianza tal en la riqueza y en la benevolencia de su hermano mayor, solterón lord Southerton, que dio por cosa hecha el que yo, su único hijo, nonecesitaría verme nunca en la necesidad de ganarme la vida. Falleció demasiado pronto para comprobar todos mis restantes parientes tenían una posición desahogada. El más próximo era Everard King, sobrino de mi padre y primo carnal mío, que había llevado en el Brasil una vida aventurera, regresando después a Inglaterra para disfrutar tranquilamente de su fortuna. Una buena mañana de primavera recibí unacarta en la que mi primo me invitaba a ir aquel mismo día a su finca para una breve estancia en Greylands Court. Quizá pudiese salir adelante si me ganaba las simpatías de aquel pariente mío desconocido. No podía dejarme por completo en la estacada, si tenía en algo de honor de la familia. No me esperaba ningún coche (más tarde me enteré de que mi telegrama hacía sufrido un retraso) por esoalquilé uno en el mesón del pueblo. Con la aparición de un ave preciosa que se posó en un poste de telégrafo y las explicaciones del cochero, supe que una de las aficiones de mi pariente consistía en aclimatar animales exóticos, y se había traído del Brasil una cantidad de aves y de otros animales que estaba tratando de criar en Inglaterra. Mr. Everard King, mi primo desconocido, estaba en personaesperándome en la escalinata de su casa, porque nos vio venir a lo lejos y supuso que era yo el que llegaba. Era hombre de aspecto muy sencillo y bondadoso, pequeño de estatura y corpulento, de cuarenta y cinco años, quizá, y de cara llena y simpática, atezada por el sol tropical y llena de mil arrugas. ¡Mujer, mujer aquí tenemos a nuestro huésped! Gritó, mirando por encima de su hombro. ¡Bienvenido,bienvenido a Greylands! Estoy encantado de conocerte, primo Marshall, y considero como una gran atención el que hayas venido a honrar con tu presencia esta pequeña y adormilada mansión campestre. Sus maneras no podían ser más cordiales. Enseguida me sentí allí a mis anchas. Pero apenas si toda su cordialidad podía compensar la frialdad e incluso la grosería de su mujer. Según tengo entendido, era deorigen brasileño, aunque hablaba a la perfección el inglés, y yo disculpé sus maneras, atribuyéndolas a su ignorancia de nuestras costumbres. Sin embargo, ni entonces ni después trató ella de ocultar lo poco que le agradaba mi vista a Graylands Court. Sin embargo, mis deudas eran demasiado apremiantes, y los proyectos que yo llevaba basados en mi rico pariente demasiado apremiantes, y losproyectos que yo llevaba basados en mi rico pariente demasiado vitales para dejar que fracasasen por culpa del mal genio de su mujer. Me despreocupé, por tanto, de la frialdad de ésta y le devolví a mi primo la extraordinaria cordialidad con que me había acogido. La curiosa animadversión que la señora de mi primo había mí era tan fuerte, que su comportamiento durante el desayuno del siguiente día meresultó casi ofensivo. Una vez que su esposo se retiró de la habitación, ya no hubo lugar a dudas acerca de lo que pretendía, porque me dijo: El tren más conveniente del día es el que pasa a las doce y cincuenta minutos. Es que yo no pensaba marcharme hoy le contesté con franqueza. Oh, si es usted quien ha de decidirlo… dijo ella, y dejó cortada la frase. Estoy seguro de que Mr. Everard King me loadvertiría si yo ultrapasase su hospitalidad. ¿Qué significa esto? ¿Qué significa esto? Preguntó una voz, y mi primo entró en la habitación. Había escuchado mis últimas palabras, y le bastó dirigir una mirada a mi cara y a la de su esposa. Su rostro, regordete y simpático, se revistió en el acto de una expresión de absoluta ferocidad y dijo: ¿Me quieres hacer el favor de salir, Marshall? (Diré de...
Leer documento completo
Regístrate para leer el documento completo.