Blabla
ALFONSO GÓMEZ-LOBO
The main claim of this paper is that the ergon inference (NE I 7) does not entail a step from the characteristic activity of man to the good of man. The speciílcation of the ergon is required for the evaluation of anything that has a function, but the evaluation itself is logically independent of that specification.
En algunasdiscusiones de ética se suele invocar algo así como un punto de partida, situado por lo general fuera de la ética misma, que permitiría justificar un sistema normativo. A esto se le suele llamar "los fundamentos" o "el fundamento" de una ética dada.1 No siempre se establece claramente en qué consiste o qué aporta una estrategia de este tipo. A veces se trata sólo de establecer una ciertaconsistencia lógica, como cuando se dice que el fundamento del emotivismo es la clasificación neopositivista de todas las proposiciones genuinas en proposiciones empíricas y proposiciones analíticas. Si esto es verdad, entonces se sigue que no puede haber genuinas afirmaciones valorativas o normativas, pues estas no caen bajo ninguna de las dos categorías previamente aceptadas. Dichas aserciones, por lotanto, sólo pueden ser expresiones emotivas de aprobación o rechazo por parte de quien las enuncia2.
Este trabajo fue publicado originalmente en la revista Dianoia (México), 37 (1991), 1-15, y desarrolla algunas ideas aparecidas antes en mi artículo "The ergon inference", Phronesis, 34 (1989), 170-184. 2 Ver. A.T. Ayer, Language, Truth and Logic, New York 1952, 102-108. Anuario Filosófico 1999(32) 17-37 17
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ALFONSO GOMEZ-LOBO
A veces, en cambio, se espera algo más que el despliegue de la consistencia de una metaética. Se espera que quien acepte los fundamentos se vea forzado a aceptar también ciertas normas que se seguirían de ellos. Una ética fundada sobre la dignidad de la persona humana, se podría sugerir, obliga a aceptar la norma de que no se debe tratar jamás a unindividuo humano como un mero instrumento. En este caso tendríamos que la proposición normativa Q depende de una proposición previa P que la justifica. La justificación será legítima, por cierto, sólo si la inferencia de Q a partir de P es una inferencia lógicamente válida. En este punto surge una importante dificultad. Si la primera proposición, la que hace de fundamento, está fuera de la ética y es,por lo tanto, descriptiva de un estado de cosas y si, en cambio, la segunda es normativa, la inferencia no será jamás válida. Esto es así en virtud del carácter analítico de toda inferencia válida. Si algo no está en las premisas, en este caso la fuerza normativa, no podrá estarlo tampoco en la conclusión. Pretender que una inferencia de este tipo sea válida es cometer la falacia naturalista, espretender inferir valores o normas a partir de hechos3. Existe, empero, una ética cuyos admiradores tienden a presentar como sólidamente basada en un fundamento metafísico, sobre una recta consideración de la naturaleza humana. Me refiero, por cierto, a la ética aristotélica. Según esta interpretación, Aristóteles habría tomado como punto de partida algunas nociones de su Metafísica (tales como lanoción de potencia y la de
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Sobre la reducción de la validez a la analiticidad ver R.M. Haré, The Language of Moráis, Oxford 1952, 32. No quiero sugerir, empero, que la idea subyacente sea una gran novedad: se trata de una tesis explícitamente aceptada por la escolástica tradicional. Ver Ioannis a Sancto Thoma, O.P., Ars Lógica seu De Forma et Materia Raciocinandi, nova editio a B. Reiserexarata, Taurini 1930, 75 (antecedens debet continere in se veritatem consequentis) y Carolus Frick, S.J., lntroductio in Philosophiam, Lógica (Philosophia Lacencis), Friburgi Brisgoviae, 1914, 142 (Praemissae recti ratiocinii implicite virtualiter continent conclusionem). La preocupación por evitar la falacia naturalista que se constata en gran parte de la filosofía moral del siglo XX se debe sin...
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