Caso Sobre Un Adicto!
| | 4/4/2006 - Por: Fernando Bravo |
“Sentí unas sacudidas desgarradoras, un rechinar de huesos, una nausea mortal y un horror del espíritu que no pueden sobrepasar ni los traumas del nacimiento ni de la muerte. Había algo extraño en mis sensaciones, algo indescriptiblemente nuevo, y por su novedad, también indescriptiblementeagradable. Supe, al respirar por primera vez esta nueva vida, que era ahora más perverso, diez veces más perverso, un esclavo vendido a mi mal original. Y sólo pensarlo me deleitó en aquel momento como un vino añejo...” (Stevenson, “The Strange case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde” 1885)
Deseo mostrar en el presente escrito ciertas vinculaciones entre las adicciones y el fenómeno del doble comoconsecuencia del intenso proceso disociativo activado en estas perturbaciones.Para iniciar nuestra comprensión psicoanalítica al respecto es oportuno mencionar algunas ideas vertidas por Rosenfeld y McDougall. Herbert Rosenfeld se refiere a la incapacidad de los adictos para enfrentar el dolor y la frustración, y la reconduce a una “excesiva disociación de su yo y de sus objetos en el marco de unadebilidad yoica”. En la clínica psicoanalítica esto se evidencia cuando los pacientes, en sus asociaciones, nos revelan una permanente sobreabundancia de objetos idealizados y denigrados. Entiendo que estas referencias son efectuadas por los analizandos debido a que dichos objetos son instrumentados como depositarios y utilizados como contenedores de partes buenas y malas escindidas del self. Dichaescisión, señala Rosenfeld, “conduce al paciente a comportarse tanto en su vida externa como en su análisis como si fuera dos o más personas distintas” (Herbert Rosenfeld, Estados Psicóticos). Coincido con la opinión de Rosenfeld en cuanto a que la predominancia de procesos disociativos (paciente fijado en una posición esquizo-paranoide) condiciona una permanente escisión de lo percibido en larealidad, constituyendo una tierra fertil para nutrir comportamientos adictivos.
Sin embargo, en mi opinión, la adicción, cualquiera sea su objeto (comida, tabaco, alcohol, droga, otra persona o una sexualidad adictiva), es ella misma un recurso instrumentado para fortalecer y vigorizar mecanismos de escisión. En otras palabras, quiero expresar la idea según la cual la adicción misma, per se,condicionaría una artesanía particular en la escisión. Joyce McDougall probablemente se refiera a una cuestión análoga, aunque no lo mencione directamente, cuando expresa como descenlace del proceso adictivo el sacarse de encima, expulsar o deshacerse de afectos a fin de no sentirlos.En la reflexión teórica o metapsicológica, se suele hablar de mecanismos primarios de escisión y escisiones secundarias.Habría que diferenciar la escisión primaria que condiciona y prepara a la adicción, de la escisión secundaria. Esta última, desde la perspectiva analizada aquí, evidencia el efecto de la adicción sobre la vida psíquica del adicto. Es importante dejar claro que la escisión secundaria al proceso adictivo no implica su inexistencia previa.Un rastreo literario nos muestra a la adicción y al fenómenodel doble (persecutorio) como dos caras de la misma moneda. Amplias evidencias surgen de textos como “El Horla” de Maupassant; “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de Stevenson y, “William Wilson” de Edgar Allan Poe .Gubern señala en “Mito y Terror” dos hallazgos de la novela de Stevenson “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. El primero, que la transformación se produjera mediante unadroga y el segundo, su tratamiento del doble operado a través de la ciencia positiva y con una motivación indagadora. Jekyll quiere desprenderse de su lado vergonzoso. Hyde perpetra actos violentos pero vividos con placer.J. McDougall cuestiona el término “toxicomanía”, subrayando que la persecución de un objeto adictivo ni siquiera en los casos de abuso de drogas obedecería tan radicalmente al...
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