Consejo contra el crimen
|
Enrique Krauze
4 Sep. 11
No existe un consenso nacional de repudio al crimen organizado. España tardó en construirlo, hasta que la escalada de crueldad por partede ETA convenció a la inmensa mayoría de que era necesario manifestarse clara y públicamente contra esa organización. También Colombia tardó en construirlo, hasta que los crímenes de Jueces ycandidatos presidenciales tuvieron el mismo efecto. Gracias en parte a la cohesión que les dio ese acuerdo, España está muy cerca de doblegar a ETA y Colombia ha reducido a niveles manejables su problema decriminalidad asociada al narcotráfico y la guerrilla. En México, el no contar con un acuerdo semejante nos debilita y confunde como sociedad, mientras fortalece a los criminales y a sus cómplicespolíticos. Tarde o temprano llegaremos a él, pero es necesario que no ocurra demasiado tarde, cuando las tragedias recientes se hayan generalizado y multiplicado.
El principal factor que impide elconsenso es el rechazo a la estrategia de seguridad de Calderón, en algunos sectores de la población. Como ha mostrado recientemente el Pew Research Center, no es un rechazo mayoritario: el 83 por cientode los encuestados apoya el uso del Ejército. Pero el rechazo existe, y es explicable y beligerante. Se caracteriza por el uso de la amalgama y la transferencia. Se comienza por equiparar laresponsabilidad gubernamental con la de los criminales y se termina por cargar las 40 mil muertes a la cuenta del Gobierno, haciéndolo el principal culpable de la tragedia colectiva. Paralelamente, la acción delos criminales pasa a segundo plano.
El consenso nacional contra el crimen no supone, en absoluto, el apoyo a la política de Calderón. Se puede -es mi caso- criticar el énfasis en el ángulomilitar del problema. Y se debe, con mucho mayor razón, deplorar la falta de resultados -señalada y analizada en estas páginas por Gabriel Zaid- en temas cruciales como el lavado de dinero, la vigilancia...
Regístrate para leer el documento completo.