ECONOMIA
Después de ser bautizado, Augustus S. F. X. Van Dusen adquirió, en el curso de una brillante carrera científica, prácticamente todas las letras restantes del alfabeto. Y dado que las obtuvo honorablemente, las agregó al final de su nombre, de modo que éste, tomado con todo lo que le correspondía, resultaba una estructura muy imponente. Era doctor en filosofía, doctor en leyes,miembro de la Sociedad Real, doctor en medicina y cirujano dental. También era algunas otras cosas, aunque ni él mismo podía decir exactamente qué, en virtud del reconocimiento de su talento por parte de diversas instituciones educacionales y científicas extranjeras.
En su apariencia no era menos notable que en su nomenclatura. Era delgado y poseía la inclinación del estudioso en su espalda yla palidez de una vida sedentaria y de reclusión en su rostro rasurado. Sus ojos mostraban un estrabismo perpetuo e inhibidor, el estrabismo de quien estudia cosas diminutas, y cuando se los alcanzaba a divisar a través de sus gruesos anteojos, no eran más que hendeduras de un azul acuoso. Pero sobre los ojos estaba su rasgo más notable. Era una frente alta y ancha, casi anormal en sus dimensiones,coronada por una espesa mata de cabellos rubios. Todas estas cosas conspiraban para darle una personalidad peculiar, casi grotesca.
El profesor Van Dusen era remotamente alemán. Por generaciones, sus antepasados habían sido ilustres en las ciencias; él era el resultado lógico, la mente maestra. Primero y por encima de todo, era un lógico. Al menos treinta y cinco de sus casi cincuenta añosde vida los había dedicado exclusivamente a demostrar que dos y dos siempre suman cuatro, excepto en ocasiones extraordinarias, donde suman tres o cinco, según sea el caso. Se basaba sólidamente en la proposición general de que todas las cosas que comienzan deben seguir un curso, y podía convocar la fuerza mental concentrada de sus antepasados al abordar un problema dado. Incidentalmente, debeobservarse que el profesor Van Dusen usaba un sombrero N° 8.
El mundo en general, había tenido noticias de la existencia del profesor Van Dusen bajo el mote de La Máquina Pensante. Se trataba de un apodo que le había dado la prensa en ocasión de una notable exhibición de ajedrez; él había demostrado entonces que alguien totalmente ajeno al juego podía, por la fuerza de la lógica inevitable,vencer a un campeón que había dedicado toda una vida a su estudio. ¡"La Máquina Pensante"! Tal vez ese mote lo describiera mejor que todos sus títulos, porque pasaba semana tras semana, mes tras mes, en el retiro de su pequeño laboratorio, del que habían surgido pensamientos que asombraron a ¡os científicos y conmovieron profundamente a! mundo en general.
Sólo en raras ocasiones tenía visitantes"La Máquina Pensante", y éstos solían ser hombres que ocupando una alta posición en las ciencias, llegaban para discutir un tema y tal vez convencerse a sí mismos. Dos de esos hombres, el doctor Charles Ransome y Alfred Fielding, llegaron una noche para discutir cierta teoría que no viene al caso aquí.
-Tal cosa es posible -declaró enfáticamente el doctor Ransome en el curso de laconversación.
-Nada es imposible -afirmó La Máquina Pensante con igual énfasis. Siempre hablaba con petulancia-. La mente es el amo de todas las cosas. Cuando la ciencia reconozca plenamente ese hecho, se habrá logrado un gran avance.
-¿Qué opina de la nave espacial? -preguntó el doctor Ransome.
-Eso no es nada imposible -aseveró La Máquina Pensante-. Será inventada en cualquier momento. Loharía yo mismo, pero estoy ocupado.
El doctor Ransome rió con tolerancia.
-Ya le he oído decir tales cosas -dijo -. Pero no significan nada. La mente puede ser el amo de la materia, pero aún no ha hallado la manera de aplicarse. Hay ciertas cosas que no pueden eliminarse con el pensamiento, o más bien, que no cederían a ninguna cantidad de pensamiento.
-¿Qué, por ejemplo? -preguntó...
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